Para el letrado, luego del golpe militar de 1976 Zaffaroni "continuó con la carrera judicial, ya que para la dictadura militar su permanencia en la Justicia no constituía peligro alguno" y "para ello debió prestar juramento por el Estatuto del Proceso".
En la nota de 6 carrillas, Iglesias denunció que el candidato a ocupar la vacante que dejara Julio Nazareno no resolvió “ningún hábeas corpus”, aunque estuvieran destinados a conocer los paraderos de ciudadanos desaparecidos o privados ilegítimamente de su libertad.
Asimismo, reconoció que en los turnos de la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, su permanencia en el Tribunal era esperada por aquellos que planteaban excarcelaciones excepcionales".
Otros de los elementos que tuvo en cuenta el abogado para manifestarse en contra de la designación de Zaffaroni, fue que éste durante el gobierno de Carlos Menem "intentó cambiar su cargo por uno de los cuatro nuevos creados en ese entonces" en la Corte, "a pesar de haberse manifestado públicamente en contra del aumento" de los miembros del alto tribunal.
Expresó que si bien su formación académica es sólida e indiscutida, y sus antecedentes son relevantes en el campo del conocimiento jurídico... “la incorporación al mas alto Tribunal de un investigador del Derecho altamente calificado no cubre las necesidades requeridas para el cargo.”
También, se manifestó en desacuerdo con las ideas que tiene el abogado respecto de todo lo relativo a la despenalización de la tenencia de drogas, al aborto indiscriminado, a la eutanasia, como así a su identificación con el “lamentable Código de Convivencia Urbano" de la Capital Federal cuando remarcó que no es menos trascendente... su militancia en el movimiento gay.
Como elemento para vincular al letrado con el movimiento Gay en la presentación se adjuntó una tapa del diario La Nación del 31 de agosto de 1996, en la que Zaffaroni señaló, “aparece envuelto en una bandera del movimiento homosexual junto a partidarios del mismo.”