Según los abogados, “vecinos de Quilmes refieren” que los barrabravas que actuarían en connivencia con el jefe comunal Geronés “habrían trabajado en las conocidas pintadas que realizan los partidos políticos y que en su momento colaboraron en forma legítima” con el actual ministro nacional Aníbal Fernández.
La denuncia de Liurgo, que quedó radicada hace un mes en el juzgado de Norberto Oyarbide, abarca a Geronés junto a otros funcionarios del municipio y a los responsables del Organismo Nacional de Administración de Bienes (ONABE) por ceder supuestamente espacios en la estación del ferrocarril de Quilmes para “mantenimiento de la actividad política y futbolística” de “Dedos, el Marciano y Carlitos Cabezón Geniol” quienes serían los máximos referentes de la “barra brava” que sigue al Quilmes Atlético Club.
Por su parte, los fiscales Luis Comparatore y Patricio Evers requirieron el inicio de la investigación, pero la semana pasada el juez Torres –subrogando a Oyarbide- se declaró incompetente y dispuso enviar la causa a la justicia federal quilmeña.
Mientras se resuelve el pleito, los denunciantes se presentaron para pedir la declaración del ministro Fernández y aseguraron que “parece ser la persona indicada para iluminar tanta oscuridad, por sus vínculos con la localidad y su asidua concurrencia a la tribuna del club”.
Fernández fue intendente de Quilmes, y en algunos partidos del cervecero fue retratado por un diario nacional en la popular local.
Los abogados calificaron de “sugestiva inacción” la actitud del municipio y del ONABE, que es el titular de los locales en manos de los supuestos barrabravas. También denuncia que la policía provincial “no efectúa medida alguna en un lugar que deviene en refugio de malvivientes”.
En la misma presentación, Liurgo y Parrilli identificaron a quienes explotan el local como Osvaldo Becerra (apodado “Dedos”) y un tío de éste, Héctor Becerra, alias “El Marciano”.