28 de Junio de 2024
Edición 6995 ISSN 1667-8486
Próxima Actualización: 01/07/2024

In Voce

 
CHIVOS EMISARIOS. Siempre requeridos cuando las papas queman, esta vez los caprinos expiatorios fueron los jueces penales, destinatarios de un nuevo pase de facturas político . Asalto va, tiroteo viene, incomodos movileros que preguntan a repeticion por la ola de inseguridad, la salida era cantada: la culpa la tienen los jueces. Gustavo Béliz y Norberto Quantín se dieron el lujo de zamarrear mediáticamente a magistrados sin identificar, acusándolos de vagos y permisivos. Como era de esperar, los popes de la Asociación de Magistrados salieron a exhortar publicamente a que los acusadores den nombres y apellidos. Sabedores de que las denuncias al voleo -que llegan primero a los diarios que a los tribunales-sólo persiguen fines políticos, tanto Caminos como Cabral, números uno y dos de la corporación de jueces, embistieron ofendidos contra los funcionarios del Ejecutivo. Fieles al estilo K, de pegar primero y preguntar después, el ministro de justicia y el secretario de seguridad se dedicaron a tentar a los tiburones del Consejo de la Magistratura con sangre fresca. Todos saben - Tiburón I, II, y III mediante - que los escualos prefieren a los heridos, y la dupla Béliz-Quantín se está encargando filosas palabras en mano, de señalarles el camino. Como siempre y en todos lados, aparecen quienes son más papistas que el Papa, y dentro del propio ámbito judicial aparecen los hábiles surfistas del poder, que con rápidos movimientos son siempre "de la primera hora" del que está de turno. Por eso y sobre todo en el eslabón más débil de la cadena judicial -la primera instancia- desde hace casualmente seis meses (lo que lleva Kirchner en funciones), muchos de sus integrantes notan una mayor rigidez formal por parte de algunos de sus superiores, camaristas ellos, que están ansiosos por mostrar que saben interpretar la responsabilidad de la hora y que también tienen jueces para ofrendar al altar K. Los llenan de amarillas, esperando que el Consejo o los medios les saquen la roja y los expulsen del partido. Justamente este fue el comentario de un grupo de magistrados que almorzaban la semana pasada en la sede de la AMyFJN, donde irónicamente se decía que lo curioso de esto es que en la Argentina de hoy son muy pocos los que tienen la autoridad moral para señalar a otros, porque al que apunta le puede salir el tiro por la culata. Y es sabido que cuando se trata de tirarse los muertos en el placard (Nazareno dixit) entre la gente de la propia justicia, a todos les cabe el Consejo de la Magistratura: como la parca, no distingue diferencias de instancia: jueces o camaristas son pares a la hora de los bifes. Ampliaremos.

BARAJAR Y… ¿DAR DE NUEVO?. Diciembre es un mes de balances. La proximidad del fin de año y la Navidad predispone a pasar revista en el ámbito que a cada uno le toque. Y aunque todavía faltan unos 20 días para los brindis a nivel de la Justicia Federal el hecho lo más importante del año está definido: el apartamiento del juez Juan José Galeano de la causa AMIA es por lejos la noticia del año en Comodoro Py 2002. La decisión de Horacio Vigliani, Horacio Cattani y Martín Irurzun fue recibida como correcta en lo formal pero desencadenó un enorme signo de interrogación en lo concreto: 565 cuerpos en el expediente principal, unos 400 en legajos paralelos y unas 200.000 páginas de escuchas telefónicas de la causa más importante de la historia judicial argentina luego del juicio a las Juntas de la dictadura militar es –nadie lo duda- un caballo encabritado muy difícil de dominar. Por ahora, el único que se muestra tranquilo es el juez que deberá hacerse cargo de tamaño asunto. De movida, apenas un par de horas después de recibir la causa, Rodolfo Canicoba Corral hizo algo a lo que Galeano –por convicción y fundamentos atendibles- siempre se negó: hablar con la prensa. Antes de abordar a la 4x4 que pone delante de las cámaras sin temor al que dirán, Canicoba enfrentó la maraña de micrófonos y dijo que se tomaría “unos meses” para estudiar la causa pero adelantó que “no es un axioma” eso de que con el tiempo “la verdad huye”. Hasta allí las definiciones preliminares, pero la pregunta es qué se puede esperar de aquí en más. Según una primera recorrida por el tercer piso, se pueden extraer algunas señales provisorias. Primero, hasta marzo, ni hablar. Por lo menos todo el verano se tomará el magistrado –que no recibirá nuevas causas por seis meses- para hacer un sobrevuelo del expediente. Pensaba incluso –según trascendió- tomarse una semana completa antes de fin de año para una primera aproximación al asunto. Segundo, de entrevistas con las partes, ni hablar. La AMIA, la DAIA y los Familiares y Amigos de las Víctimas del atentado ya pidieron audiencia, pero el juez no los atenderá por ahora. Conviene recordar que en el tramo de la causa en manos de Galeano no hay defensas activas, porque no hay procesados. Y esa es, justamente, la tercera pata de lo que viene. Por ejemplo, una de las últimas hojas del expediente en la etapa Galeano es un exhorto al Paraguay, para conocer más datos sobre Ahmad Barakat, el líder de una familia libanesa de viaje raigambre en Ciudad del Este, a quien los servicios de inteligencia argentinos sindican como un financista de células dormidas. Los fiscales y las querellas le habían pedido hace varios meses a Galeano que pidiera su captura. El juez se negó pero la tentación de avanzar siempre fue grande. Es que el hombre esta detenido por contrabando y se convierte en un personaje “accesible” para la justicia argentina. Un primer entuerto a resolver que no puede esperar, se entiende, a que el juez Canicoba y el secretario que se hará cargo del caso –sería Miguel Ambrosio- calienten motores. Cuarta y última por ahora: resta saber qué pasará con los cinco contratos de personal directamente afectado a la causa AMIA con los que contaba Galeano. Ya se sabe que –junto al sistema Excalibur y algunas computadoras, pasarán al ejido del Juzgado Federal 6, pero resta ver si serán las mismas personas o, por el contrario, el nuevo juez buscará una “renovación total”. (Especial para Diariodeljuicio.com)

YO NO TE BANCO. Ese parece ser es el mensaje que desde el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal le enviaron a su ex vicepresidente Angel Bruno, que tenía pensado contar con el aval de esa institución al presentarse en las próximo 12 de diciembre en las elecciones en donde la Federación Argentina de Colegios de Abogados deberá elegir un nuevo presidente. Las autoridades del Colegio porteño decidieron hacia fines de la semana que pasó declarar explícitamente su abstención respecto del acto eleccionario, con lo cual estarían quitando un vital apoyo al ex número dos de la casa durante la anterior gestión al frente del Colegio. Seguramente ese habrá sido uno de los temas que se tocaron en la prolongada tenida gastronómica que sostuvieron el ex y el actual número uno del Colegio Público de Abogados: Don Atilio Aníbal Alterini -actual decano de derecho de la UBA- y Hugo Germano. Muchos hubieran pagado por escuchar lo que se habló en el reservado box del restaurant Edelweiss, en aquella zona del salón que doblando el codo, es elegida por la creme de la creme del foro abogadil porteño para atar y desatar los invisibles hilos del poder. Bruno, apoyado por la Asociación de Abogados de Buenos Aires se medirá en dura contienda con el actual presidente del Colegio de Abogados de La Plata - colegio de colegios- Carlos Alberto Andreucci. Decididamente, la que pasó no fue la semana de Bruno, que vio su nombre publicado en la pagina web de la Procuración General del Tesoro en el link de investigaciones administrativas http://www.ptn.gov.ar/Investigaciones/informes.html , donde figuran entre otros aquellos beneficiarios de regímenes jubilatorios especiales nacionales que al momento de obtener el mismo tuvieran una edad menor a la requerida. Bruno, que fue diputado por unos meses como suplente del desaparecido Augusto Conte Mc Donell, recibió la asignación a los 43 años, ingresando en la movedizas arenas de las jubilaciones de privilegio.



alejandro s. williams / dju
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