MERITORIOS QUE MERECEN. Los casi 2 mil meritorios del Poder Judicial de la provincia de Buenos Aires y la Suprema Corte Bonaerense están viviendo por estos días un duro enfrentamiento, ya que los trabajadores ad honoren pretenden ser incorporados a la planta permanente para el 2004. Sin embargo –vea quien tenga voluntad la copa medio llena y quien quiera véala medio vacía- el alto tribunal tan sólo regularizará la situación de un 50 por ciento de ellos. Esta columna pudo determinar que en algunos departamentos judiciales de la provincia existen meritorios con 4 años de antigüedad, que vieron pasar promesas y promesas de futuras efectividades que nunca se concretaron. El primer departamento judicial en exteriorizar el conflicto fue el de Lomas de Zamora, que hace cerca de dos años comenzó con protestas y medidas de fuerza y que desde hace 15 días endureció su posición con paros de actividades. Si bien la tensión comenzó en Lomas de Zamora, ahora se sumaron a los pedidos San Martín, Quilmes, San Isidro, La Matanza, Morón y Mar del Plata y amenaza a paralizar la actividad de los tribunales y juzgados, ya que por ejemplo en Mar del Plata se estima que nada menos que el 40 por ciento de los trabajadores judiciales son meritorios.Si bien a mediados de este año la Suprema Corte realizó un censo en todos los departamentos judiciales bonaerenses y elaboró un registro a partir del cual estableció que los titulares de las dependencias donde hubiera vacantes debían darle prioridad a los pasantestes y meritorios que hayan aprobado el curso de ingreso al Poder Judicial o fueran abogados, los meritorios continúan trabajando gratis. ¿Será justicia?
INDIGNADOS. Se los vio a los abogados de la AMIA luego de la absolución que el Tribunal Oral Federal 4 decidió para el ex policía bonaerense Jorge Lupiano, quien llegó a juicio acusado de mentir para plantar una pista falsa en la investigación por el atentado del 18 de julio de 1996, con el objetivo de desincriminar al ex comisario Juan José Ribelli. Lupiano, en rigor, formaba un tándem junto a otros tres bonaerenses, Marcelo Valenga, Julio Gatto y José Gómez, que en varias oportunidades llevaron “pistas” que, luego se probó, no eran más que intentos de ralentizar la investigación y dejar afuera a su ex jefe Ribelli y los otros hombres de la Brigada de Lanús acusados. Para los querellantes, en este caso se los escuchó alegar a Miguel Bronfman y Juan José Ávila, el accionar de estos bonaerenses son señales de que Ribelli y los otros acusados están involucrados en el atentado. ¿Si no tienen nada que ver para que sembrarían pistas falsas?, se preguntan. Por eso, veían con buenos ojos que los cuatro fueran condenados por falso testimonio agravado antes del final del juicio a la supuesta “conexión local”, para poder así utilizar con más fuerza este argumento en los alegatos que comenzarán en enero. Pero no: Valenga, Gatto y Gómez no llegaron a la audiencia por una finta de último momento: primero dijeron que querían un juicio abreviado (y, por ende, se reconocían culpables) pero a último momento dieron marcha atrás, y evitaron el juicio y Lupiano, como se dijo, terminó libre de culpa y cargo. Todo mal para los querellantes, que ven desvanecerse uno de sus mejores argumentos para utilizar el próximo miércoles 14 de enero, cuando les toque alegar ante el TOF 3. Por eso la indignación no es sólo contra María Cristina San Martino, Leopoldo Bruglia y Horacio Vaccare, jueces del TOF 4, sino que hay que buscar sus orígenes en el encono que ya nadie oculta ni en privado ni en público contra los jueces del TOF 3, Gerardo Larrambebere, Miguel Pons y Guillermo Gordo por lo que no dudan será un veredicto absolutorio para Ribelli y los otros policías en lo que tiene que ver con la supuesta participación necesaria en el atentado. La “sensación térmica” del juicio, que se viene reflejando desde hace tiempo en las páginas virtuales de DiariodelJuicio.Com y desde hace menos los dirigentes de la comunidad judía la hacen pública por doquier, dice que los esfuerzos mayores de la querella unificada ya están puestos en el recurso de Casación contra el veredicto que ven venir y no en un esfuerzo de convencimiento en los alegatos de enero, que ya prefiguran vano. Por eso, lo de Lupiano en la semana que pasó no fue más que la gota que rebalsó el vaso. Especial de Diario del Juicio www.diariodeljuicio.com