La causa judicial comenzó por un episodio neurológico que le provocó una incapacidad parcial del 40 %, producido como consecuencia y durante la realización de una cinearteriocoronariografía autorizada por su prepaga, y realizada en dicho nosocomio.
Cuando los vocales analizaron el caso advirtieron que la acción entablada no se basó en una mala práxis médica sino sólo se cimentó en la alegada irregular información previa de riesgos al estudio en cuestión.
No obstante, los magistrados señalaron la existencia de una documentada autorización y consentimiento informado documento que no es del tipo de los pre-impresos o impuestos, y de su atenta lectura y confección, surge que se le advirtió al actor, entre otras circunstancias, “... eventuales riesgos.
El vocal preopinante señaló en base a una pericia realizada en la causa - alta probabilidad de cardiopatía y de consiguiente enfermedad coronaria del 99,05 %- que “es dable inferir que aún frente a los riesgos de la arteriocoronariografía, de correcta indicación, no se habría negado a ella, pues corría serio peligro su vida”
Asimismo, explicaron los camaristas que no podía soslayarse la existencia y diferenciación de la verdad respecto a la fidelidad y agregaron que el consentimiento informado que fue base del reclamo, jugó en la especie y juega en la medicina toda como suplente del diálogo y de la confianza entre paciente y profesional.
Afimaron que la forma y diplomacia con que los médicos ilustran a un paciente, “no se equipara a engaño o desinforme” a la vez que expresaron que “existe en toda práctica médica una voluntad originaria de verdad” y en todo caso quien la niegue debe dar acabada prueba de ello, lo que no acontece en el caso sub-lite.
En este sentido destacaron que el actor, se siguió atendiendo de su grave padecimiento cardíaco, durante un lapso prolongado, y que se le realizó un triple by-pass que le permitió que aún hoy se encuentre entre nosotros, en este mundo de vivos.
Finalmente, manifestaron que no fue arbitrario el juez de grado en su proceder al esbozar sus premisas para arribar a la conclusión que se compadece con un correcto silogismo, que fue confirmado por la sentencia de cámara.