04 de Noviembre de 2024
Edición 7084 ISSN 1667-8486
Próxima Actualización: 05/11/2024

In Voce

 
LIBRETO. Al estilo de los viejos predicadores de las películas del lejano oeste, que con la palabra clara y el consejo sano relataban desde su púlpito los deberes de un buen creyente, Blumberg parece haber impactado con el discurso del sentido común en la gente. Tiene un tono reflexivo, paternal y pausado, con las carpetas con firmas y proyectos debajo del brazo y con un tono que se distingue firmemente de los que acostumbran a arengar a la gente con consignas de lucha, revancha y rencores varios. Este parece ser el quid de la cuestión, que permite que el clásico clase media, que muchas veces es timorato o cómodo para con la manifestación en la calle se sienta lo suficientemente identificado con este ingeniero que dice lo que muchos piensan y nadie dice. Como se manifiesta apartidario (pide expresamente no ser apoyado desde ningún partido) y con la autoridad que da el ser víctima, tiene la enorme ventaja moral y práctica por sobre los políticos profesionales: puede decir lo que piensa sin ser rebatido en forma virulenta, o descalificado por un opositor. Tanto la izquierda tradicional, como los muchachos K, que lo había sentido como una molesta piedra en el zapato, y que en los primeros momentos lo habían hostigado por su fortuito acercamiento a Ruckauf y Casanovas -ya alejados de su entorno- no tuvieron más remedio que seguirle el paso y cantar el quiero vale cuatro. Así nació el famoso Plan de Justicia y Seguridad, que entre gallos, medianoche y plumas varias, dio a luz en parto anticipado el gobierno de Kirchner. Así Béliz, subido en la montaña rusa mediática donde se le exige que siempre doble la apuesta para merecer la confianza del presidente a pesar de ser de otro palo, anunció un ambicioso plan con que el poder político de turno tuvo que salir a responder al reclamo popular. Antes de Blumberg, el tema seguridad sencillamente no estaba en la agenda y ahora de repente el ministro llevó al Congreso un carrito de supermercado lleno de medidas que pudo manotear de las distintas góndolas que tenía a la vista. Pero los legisladores ya avisaron que ellos no se van a remitir -cual cajeras de supermercado- a sólo pasar el código de barras por el láser y despachar las leyes así nomás. Mucha agua ha de correr bajo el puente aún. Veremos entonces a quien le van a echar la culpa cuando las cosas vayan a una velocidad distinta a la de los tiempos de la gente.

ILUSION. Es la que crearon en la gente, con un simple texto de unas cuentas carillas. Bien sabemos los periodistas que escribiendo se puede decir cómo se arregla el mundo, pero otra cosa muy distinta es arremangarse y tratar de llevarlo a la práctica. En la Argentina, como en muchos países del mundo, lo fácil es difícil, y lo difícil casi imposible. Las medidas que anunció el gobierno tienen varios pasos para poder llegar a ser reales: desde un tumultuoso paso por el Congreso -ya varios legisladores oficialistas se mostraron recelosos sobre algunos de los puntos- hasta un problema prosaicamente presupuestario. Nada es gratis en este mundo, y menos cuando para llevar a cabo una pequeñísima parte del plan -por ejemplo la creación de LA SUPERAGENCIA (nuestro propio FBI!!)- se van a necesitar varios millones. Otra cuota de realismo la aportaron los Piumato boys, los muchachos del sindicato de los judiciales recibieron el reclamo de Blumberg como una lluvia de meteoritos. Justo que estaban planteando el cobro de los 200 pesos para el resto de los judiciales que aún no lo cobró, en un claro caso de discriminación ocasionado por la pulseada de la Corte con el Consejo; que están peleando una compensación extraordinaria para el personal afectado a las tareas del corralito financiero que debieron trabajar de sol a sol, durante las ferias, bancándose los embates de una sociedad histérica que vio en el Poder Judicial el salvavidas de sus ahorros evaporados; tienen que salir a ponerse a la defensiva y explicarle a la sociedad que no son una manga de vagos. Que hay vida en Tribunales después de la 1:30! (no se atiende más la mesa de entradas, pero es el horario en el que piensan, redactan y deciden las sentencias y resoluciones). Y además están los meritorios, aquellos que trabajan sin cobrar y que no por eso trabajan menos que sus pares remunerados. Sin ir más lejos el juzgado que ganó el premio a la eficiencia judicial, cuenta con CATORCE MERITORIOS. Estos antiñoquis que son parte del engranaje de cualquier juzgado, son la respuesta desesperada de la Justicia que no tiene los recursos suficientes para funcionar. Con edificios claramente deficientes, empleados que no sólo no cobran sino que no tienen la menor cobertura social, más expedientes por juzgado de los que puede revisar a conciencia cualquier juez, abogados que recorren tribunales haciendo el triatlón: colas, escaleras y demoras varias; juzgados sin hojas y sin tinta, baños donde el jabón y el papel higiénico son artículos suntuarios que jueces y empleados traen de sus casas yno es raro que las cosas no anden como debieran. Béliz, abogado, habrá pateado tribunales alguna vez? Los zapatitos blancos no están para esos trotes.

RESISTIRÉ. Parece ser el lema de los conocidos Federicos de Comodoro Py. Integrantes del "cuerpo de elite" de la justicia, la gente del fuero federal, no quiere saber nada con que se los mezcle con sus colegas "ordinarios". Desde el lógico planteo que un país no puede resignar la existencia de un fuero especializado para tratar cuesitones que afectan directamente al Estado Nacional, no sólo en su orden interno sino en sus relaciones con otros países hasta la abroquelada defensa de quien algo tiene y no quiere cederlo, inclusive una legión de empleados contratados, en ambas instancias del fuero, envidia de sus colegas de otras especialidades. Se pasaría así de un acotado plantel de 12 experimentados magistrados -en los papeles, porque hay cargos vacantes- entrenados para jugar en las ligas mayores, a un ejército de 82 colegas, que pasarán a integrar el mega fuero penal donde convivan causas políticas, económicas y de sangre. A eso hay que sumarle que a los fiscales, con gran entrenamiento en lides que rozan lo político y casi siempre lo mediático, tendrán que vérselas con causas de menor repercusión, en una moda que se viene repitiendo en los últimos tiempos, donde los jueces acostumbran de manera creciente a delegar el trámite de las causas amparados en el artículo 196 del código procesal. Una cosa es que te deleguen el caso AMIA, IBM Banco Nación o María Julia, y otra es que te deleguen violaciones, homicidios en riña y el robo con arma de un Fiat 128. Adonde se va el glamour de los muchachos, acostumbrados tanto al sopapo mediático como a los mimos del poder. Por lo bajo los federicos, se quejan de por lo menos una falta de reciprocidad del Ejecutivo, no puede ser que les paguen con esa moneda, susurraba un abogados acostumbrado a transitar los pasillos del poder, después de que con el tema derechos humanos -una de las prioridades más caras al gobierno-, y los chanchullos vinculados a gobiernos pasados, los federales se alinearon como marcaban las necesidades de la hora. Se ve que viejas facturas que dicen ser de Arslanián, Quantín, Lanusse y compañía, están por hacerse realidad. Aunque como anticipan los más pragmáticos, la cuestión del entrevero de fueros no va a ser ni fácil ni barata. Veremos en qué queda todo.



alejandro s. williams / dju
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