Como el periodista continuaba negándose a revelar su fuente, se decidió iniciar una acción penal por obstrucción de la justicia, considerándose la negativa como un hecho criminal. A pesar de que el abogado Joseph Bevilacqua dijo ser la fuente relacionada con la entrega de la cinta del FBI, ésta revelación no tuvo efecto para evitar que se sentenciara al Taricani.
Además, de los seis meses de prisión el juez le impuso al periodista una multa de mil dólares diarios, suma que ha sido reembolsado por la cadena de televisión NBC a Taricani.
Asimismo, antes de conocerse la condena, la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) manifestó, en un comunicado de prensa su preocupación ante la posibilidad de que el reportero de NBC fuera sentenciado a seis meses de cárcel.
Además, aún cuando la Relatoría destaca que la libertad de expresión contempla el derecho de los periodistas a mantener en secreto la identidad de sus fuentes, pues este derecho se refleja en la Declaración de Principios sobre la Libertad de Expresión de la CIDH, no especifica si viola o no el Principio 8 de dicha declaración, que establece que “Todo comunicador social tiene derecho a la reserva de sus fuentes, apuntes y archivos personales y profesionales”.
Ahora el caso de Taricani se suma a otros casos de periodistas perseguidos por la justicia norteamericana, como el de Judith Miller, del New York Times y Matthew Cooper, de Time Magazine, entre otros, por no revelar sus fuentes.