Jorge Gabriel Rizzo

Señora Directora: mientras un grupo numeroso de abogados, motorizados por varios de miembros de nuestro "Gente de Derecho" que están juntando firmas todas la mañanas en Lavalle 1220, o mandando mails, o haciendo guardias, imprimiendo, volanteando, y demás tareas que hacen a un beneficio común de TODOS los abogados, se baten contra el "aparato" y la "familia" que están en procura de disfrazar la inocultable inconstitucionalidad de CASSABA; como siempre, existen otros que están sumidos en los favores de Morfeo, durmiendo el sueño de los justos, pero alejados de lo que "ser justo" realmente significa.
¿Cómo pueden permancer impávidos los abogados más veteranos, que saben, conocen y sufrieron lo que significa VEJAR LA CONSTITUCIÓN NACIONAL?
¿Es qué acaso no han aprendido de sus propios errores, de sus propios silencios, de sus propias complicidades?
¿Dónde están los abogados más jóvenes que aún no se sumaron a la batalla emulando a la gran mayoría que está trabajando en procura del sostenimiento del art. 31 de la Constitución Nacional?
¿Es qué no entienden que si no se comprometen aunque sea estampando su firma, estarán violando los ideales e idearios que los llevaron a la Facultad de Derecho?
¿Dónde está mí generación, la de 38 a 50 años?
¿Es qué acaso seguimos con los miedos del "no te metás" que era la moneda corriente en los oscuros años 70?
La inconstitucionalidad de CASSABA es evidente. La violación de la Constitución flagrante, el perjuicio que ello conlleva no solo a la abogacía sinó al país entero ante un nuevo bastardeo de la Carta Magna, vergonzante.
Es que acaso todas las generaciones ¿no hemos visto la ingnominiosa sentencia de la Corte Suprema en los autos "Bustos" y el inconcebible desprecio que la Constitución Nacional le sugiere hasta a su "último intérprete"?
Seguimos creyendo que es hora de meterse, jugarse y participar, sinó, seremos todos devorados por un sistema que no se harta de fagocitar nuestras garantías, derechos, incumbencias, honorarios y, finalmente se llevarán nuestro orgullo y nuestra vergüenza.
Ya lo decía Bertold Bretch:
"El otro día se llevaron a los judíos,
pero no me importó porque no soy judío...
Después se llevaron a los negros,
pero tampoco me importó porque no soy negro...
Luego se llevaron a los gitanos,
y no me importó, porque no soy gitano...
Están golpeando a la puerta de mí casa,
esta vez vienen por mí..."
Tenemos solo dos chances, o bien peleamos por un objetivo de Justicia, o nos rendirnos sin dar batalla. Tengan presente que en esta ocasión "vienen por nosotros".
El que esté rendido, antes de comenzar la pelea, es preferible que replantee su profesión, porque la abogacía es sobre todo, el arte del combate en los estrados judiciales.
Quien crea que "no vale la pena" defender la supremacía de la Constitución Nacional, sentirá en algún tiempo más que fue cómplice, en caso que no podamos lograr el objetivo, o, si lo conseguimos, se sentirá muy mal, por no haber tenido arte ni parte, no haberse sentido, ni sido nunca protagonista.
Tampoco sería moral, ético, ni de "abogado" dejar que otros peleen nuestras batallas y hacernos eco de ese adagio tan conocido "soldado cobarde sirve para otra guerra..."
Seguimos convocando a los colegas, para que pasen todas las mañanas hasta el viernes 19 de noviembre inclusive, de 9:30 a 13:30 a la puerta de Lavalle 1220, para que se manfiesten firmando el petitorio que ya les enviamos, en defensa de la Constitución Nacional, y la forma de Estado Federal que ella, taxativamente, ordena en su artículo 1º desde 1853 y ante un nuevo e inminente avasallamiento, en el caso, la incompetencia de la legislatura de la ciudad, para dictar normas federales.
Es importante su firma, presencia, apoyo e interés, no podemos permanecer en una posición de desdén...
Basta de leyes inconstitucionales; basta