La sala B de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, en autos “G. A. W. c/ Asociación Francesa Filantrópica y de Beneficencia y otros s/ Daños y Perjuicios ” confirmó una sentencia de primera instancia y condenó a la demandada por no contar con un anestesista en la guardia antes de practicar una operación cesárea.
“Al no tener en la guardia, en forma permanente, un especialista en anestesia, se debió postergar la operación cesárea con los efectos derivados de la tardanza, severo compromiso del niño por nacer y deficiencias gravísimas que acabaron con la existencia del infante” afirmó el tribunal.
La Cámara trajo a consideración el libro “Responsabilidad Civil de los Médicos”, de Alberto J. Bueres. Uno de sus párrafos dice: “El deber de conducta secundario -en relación con la obligación principal de prestar el servicio de salud- destinado a evitar que los pacientes sufran daños corporales, ya sea por la producción de accidentes, o bien por cualesquiera otra circunstancia, configura una obligación de resultado”.
También coincidieron que la relación que unía a las partes era de naturaleza contractual por lo que se configuran dentro de los artículos 512 y 902 del Código Civil. Además, se basaron en el inciso 9 del artículo 19 de la ley de “Normas para el ejercicio de la medicina, odontología y actividades de colaboración”, N° 17.132.
El mismo dice que “los profesionales que ejerzan la medicina están obligados a fiscalizar y controlar el cumplimiento de las indicaciones que imparta a su personal auxiliar y, asimismo, de que estos actúen estrictamente dentro de los límites de su autorización, siendo solidariamente responsables si por insuficiente o deficiente control de los actos por estos ejecutados resultare un daño para terceras personas".
Los camaristas Sansó, López Aramburu y Hernández concluyeron que la demora en realizar la operación se debió a la falta del anestesista. Y agregaron que “al margen entonces de que existiera o no obligación reglamentaria de mantener un profesional de la especialidad en la guardia del nosocomio, lo probado e indiscutible, es que si se hubiera hecho presente en el crítico momento en que hacía falta, probablemente el daño no se hubiera producido”.
Para el tribunal la demandada incurrió en el “descuido y omisión de procederes exigibles a tenor del vínculo con el paciente, y la normativa específica (ley 17.132), o la invocación de la torpeza propia”. Aunque consideró que no hubo mala praxis por parte del cirujano.
“La falta -en el momento necesario- del anestesista, determinante de que la operación cesárea debiera postergarse, es incuestionable sin que hubiera menester de involucrar en una mala práctica al cirujano que debió efectuar la intervención” fallaron los camaristas quienes mantuvieron la sentencia de primera instancia condenando a la Asociación Francesa Filantrópica y de Beneficencia por daños y perjuicios.
dju / dju
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