Los mails se los vendió por 28.000 dólares a un “spammer”, quien envía correos electrónicos con publicidad sin el consentimiento de quien lo recibe. Este género de mails es llamado “spam”: correo basura.
Durante el juicio, Jason Smathers, reconoció que fue el autor de la venta ilegal y fue condenado por conspiración y tráfico de bienes robados. La venta de las 92 millones de direcciones de mails la pudo concretar aprovechando sus conocimientos en informática.
AOL le explicó al juez del caso que perdió cerca de 300.000 dólares por el tiempo invertido de sus empleados en la reparación de los daños causados en "software" y "hardware" por el "spam" recibido por sus clientes. Sin embargo, el magistrado dijo que las pérdidas económicas son difíciles de probar.
Por este motivo el juez le otorgó a la empresa el plazo de 10 días para probar el perjuicio económico del hecho y a partir de las pruebas aportadas podrá imponer una condena económica al ex empleado.