Diario Judicial: Hace unos años un diagnóstico de la Justicia decía que si bien eran muchas las mujeres trabajando en tribunales, no accedían a los cargos importantes. ¿La llegada de Carmen Argibay y Elena Highton de Nolasco a la Corte modificó ese diagnostico o se sigue manteniendo?
María Cristina Camiña: No tengo en este momento las últimas estadísticas. Creo que el ingreso de Highton y Argibay, que son pioneras de la Asociación de Mujeres Jueces, implica un cambio grande en cuanto a la decisión del Ejecutivo de tener dos mujeres en la Corte. Hace poco estuve en unas jornadas en Salta y me di cuenta que los tribunales superiores de provincias están integrados por muchas mujeres. De todas maneras en las provincias a nivel Justicia hay problemas muy serios que exceden el tema de géneros. Todavía hay ámbitos que el Ejecutivo tiene una fuerte injerencia sobre la Justicia y esto es muy preocupante. Pero paulatinamente las mujeres están accediendo a lo cargos de poder que hasta ahora eran territorio exclusivo de los hombres. De todas maneras, estoy segura que todavía ni siquiera estamos en condiciones paritarias. Todavía existe el tema discriminatorio pero no dejo de destacar que la llegada de dos mujeres a la Corte fue un avance muy importante.
¿La Justicia argentina es machista?
Está un poco en retroceso el machismo. Yo he escuchado jueces que dicen “mujeres yo no quiero porque se me embarazan”. Y mucha gente prefiere hombres. Pero si lo comparamos a cuando yo ingresé a la Justicia, ha habido un cambio que se impone por el devenir de la historia.
Habló del acceso de la mujer a los tribunales superiores provinciales, a nivel internacional, ¿cómo es la situación de género en comparación a la Argentina?
Si nos comparamos con América estamos quizás en mejor situación. De pronto hay países que tienen muchas mujeres jueces pero están tan mal pagas, esta tan mal vista la Justicia que no sé si están en lugares de poder. Claro que hay países de primer nivel como Canadá, Estados Unidos donde las mujeres tienen igual acceso. Acá estamos llegando al igual acceso.
En las vacantes que hay en la Corte, ¿debería acceder una mujer?
Por supuesto que queremos que haya por lo menos una más. Por lo menos lo propiciaría para que fuera más parejo el número de mujeres. Pero no se si está en la decisión del Presidente.
¿Alcanza con nombrar mujeres en puestos de poder o habría que aplicar otros mecanismos para la igualdad de géneros?
Si hablamos de la discriminación de género creo que es una lucha permanente. Porque cuando uno habla de igualdad, de libertad, y hay congresos y seminarios sobre esos temas, es porque no se alcanzaron. Sino no se hablaría más de la igualdad. Es una tarea constante que se ha mejorado un montón. Nosotros hemos tenido planes dentro de la Asociación de Mujeres Jueces de jurisprudencia de igualdad, de adiestrar en la utilización y aplicación de los derechos humanos, y eso tiende a ir borrando las cuestiones de género pero también las mismas se dan dentro del propio hogar. Es la madre la que perpetua los estereotipos. La que por ejemplo cuando llega el varón del colegio y le dice a la hija “llego tu hermano servile algo” y con eso ya le esta dando un mensaje machista. De a poco esto se va mejorando. Pero no creo que sea un tema de poner dos mujeres en la Corte, y nos sentamos, porque la sociedad esta en evolución constante.
La Asociación de Mujeres Jueces trabaja para todas las mujeres, no sólo para las que están en la Justicia
Tratamos de encarar todos los temas que hacen a las mujeres en general. Nosotros tuvimos un plan de jurisprudencia de igualdad que tiende a tratar de borrar toda discriminación pero también hemos encarado el tema de violencia doméstica. Abordamos el plan “Los jueces van a la escuela” donde nuestra asociación va a la escuela secundaria y les hacemos hacer un caso piloto y los chicos juzgan. Y ha sido de muy buena acogida este tema.
Usted es juez de un tribunal oral ¿siente también diferencias de género cuando se esta juzgando a una mujer?
Por un tema profesional y de experiencia trato de ser objetiva en todo tema que tengo para decidir. Es muy interesante que el tribunal sea mixto porque existe lo que se llama la mirada femenina. Yo propiciaría los tribunales mixtos.
¿Qué le aporta a la Justicia esa mirada femenina?
Por ahí es más la mujer la que impone su mirada en cuestiones como que el procesado haya sido huérfano, que nació en una villa, que pertenece a un sector vulnerable. El hombre tal vez dice “a mí me pareció que ella decía la verdad” y una como mujer dice “!noooo, como te creíste eso!”. A mi me parece que este intercambio de géneros es muy interesante.
Existe una Asociación de Magistrados y una de Mujeres Jueces. ¿En algún momento hubo discriminación y tuvieron que hacer una asociación aparte?
No fue así. En realidad, Carmen Argibay y otras jueces habían ido a una reunión de la Asociación Internacional de Mujeres Jueces. Trajeron la idea de hacer una asociación de mujeres jueces acá. Cuando hicimos la primer reunión no todas estaban de acuerdo de hacer una asociación distinta a la de magistrados. Pero dijimos que hay temas que son privativos de las mujeres y juntas los podemos resolver más eficazmente. Lo que no implica ningún cisma. De hecho hoy en día, y desde hace tiempo, estamos trabajando a la par de la Asociación de Magistrados. Lo que sí es notorio es que cada vez tenemos más hombres como socios.
¿Algún fuero es más cerrado al ingreso a la mujer?
La única distinción entre fueros que yo puedo hacer es que el penal, quizás por la temática que tiene, es más precursor de cambios que el civil que es mucho más conservador. Es más formalista pero no es que tenga menos mujeres. Igual, en general somos menos.
Desde que el Consejo de la Magistratura se encarga de la selección de los candidatos a jueces, ¿se le garantizó más el acceso a la Justicia a las mujeres?
En alguna medida sí. Pero varias veces nos hemos juntado a hacer una fuerte crítica a la integración del Consejo de la Magistratura porque al integrarlo por legisladores le han dado, a mi juicio, un tono político que preferiría que no tuviera. Han creado un elefante blanco. Hay que achicar el número de miembros. Tampoco entiendo por qué el Ejecutivo tiene que tener representante. Y el Legislativo debería tenerlo mucho más acotado. Si el Ejecutivo quiere mantener objetividad e independencia judicial no debería tener representante.
¿Cómo ve hoy a la Justicia Penal?
Hay varios temas preocupantes en el fuero penal ordinario. Estamos llegando al grado de colapso. Estamos tapados de causas, ingresan más de las que podemos resolver con los recursos que tenemos. Eso dificulta y también lo hace la proliferación de causas. Es muy importante adoptar un criterio distinto en cuanto a qué es lo que tiene que llegar a juicio, qué es lo que tiene que ingresar en el sistema penal y qué es lo que puede ser resuelto en un ámbito de menor cuantía como por ejemplo hacer tribunales barriales. No tapar la Justicia al punto que acá puede llegar la discusión, en la que estamos tres jueces, un fiscal y un defensor, por el robo de una chapa de luz. Esto paraliza la justicia porque nos impide que nos adentremos en temas más importantes. Como dijo Eugenio Zaffaroni hace muchos años, y es real, “somos tres jueces que estamos viendo lo chiquito y perdemos la óptica de lo grande”. Esto también es aplicable a la policía. ¿Para qué está entrenada? Para el robito. ¿Está entrenada para algo más grueso? Es un tema que da para mucho pero lo que más me preocupa es que si seguimos creando más tribunales, va a haber mas chiquitaje pero el fondo no se va a solucionar.
Habló de que tendrían que cambiarse algunos criterios. ¿Cuáles serían?
Por ejemplo darle más acción al fiscal en cuanto al tema de oportunidad, que no sea que todo pase a juicio, que haya un criterio racional. Un tema que tiene que ingresar es la mediación que sería una herramienta fundamental para la paz social: poder mediar en el conflicto pequeño y así resolver esos temas mucho mejor y más rápidamente. Hay que buscar criterios para optimizar la Justicia. Y es muy distinto optimizar una Justicia comercial que una penal. Porque cuando me hablan de las normas ISO y voy a medir cuántas sentencias o resoluciones dicto por día, entonces si a mi me aplican ese criterio, cada vez que hable con un procesado estoy perdiendo el tiempo. Y esto es fundamental porque yo tengo que tener contacto con los que tienen problemas. Permanentemente estamos solucionando temas de condiciones en los centros de detención, enfermedades, etc.
En relación a las condiciones de detención en las cárceles ¿Cuáles son los mayores reclamos de los presos y sus familiares que más escucha y cual es su opinión del tema?
Las condiciones de detención en general están muy graves. Hay muchas peleas, amenazas, internos que la pasan muy mal. ¿Y quienes la pasan bien? Quizás los más sometidos. El otro día me impresioné cuando estaba tomándole una audiencia personal en un juicio abreviado a un señor, que había incursionado varias veces en el delito. Me miró muy serio y me dijo “doctora, yo a la cárcel no vuelvo. Nunca vi lo que vi ahora”. No le pregunté lo que vio porque ya su cara me estaba diciendo todo. Hay muchas personas que trabajan en el tema pero hay que trabajar más, sobre todo modificando criterios, que ya se están empezando a modificar, en el sentido de que no todo imputado debe ir detenido. Tengo que tener otras formas de resguardar a la persona, arbitrar otros medios porque ya sabemos lo que es la cárcel: reproductora de criminalización y de modo alguno podemos pensar que una persona sale resocializada. Es una hipocresía pensar eso.
Cuando usted tiene una causa en la que el delito que se juzga no es muy grave y teniendo en cuenta las condiciones de detención que señala. ¿Piensa dos veces en enviar a esa persona a la cárcel?
Lo he pensado. Si pensamos cómo una persona se va a contaminar en un centro de detención, es algo que tengo que tener en cuenta. Sobre todo cuando una persona debe ingresar al sistema penal por un mes por ejemplo. Eso es terrible y tengo que evitarlo a toda costa.