Para la ocasión el presidente de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de la Magistratura, Enrique Petracchi, les hizo entrega de una plaqueta y el resto de los consejeros y funcionarios los despidieron entre aplausos. “Falta el Dr. Yoma, habrá que mandársela a México”, bromeó Petracchi sobre la ausencia del futuro embajador argentino en el país azteca.
Al finalizar el plenario DiarioJudicial.com dialogó con los consejeros salientes.
Minguez (UCR – San Juan) destacó como un hecho positivo del Consejo de la Magistratura que “desde el año 1853 a 1998, excluyendo los procesos de facto, se removió un juez cada 10 años. Desde 1998, incluida la etapa fundacional del Consejo, se han removido 1,42 juez por año. Este organismo esta funcionando”.
Para su correligionario Prades (UCR – Santa Cruz) “lo más importante de este Consejo es que esta funcionando, que a lo mejor no ha logrado el objetivo que todos perseguimos que es la eficiencia absoluta” y destacó que “dentro de 8, 10 años vamos a tener una justicia ejemplar porque todos los jueces que son seleccionados previamente pasan por jurados técnicos”.
A Casanovas (PJ – Buenos Aires) la partida del Consejo le produce “distintas sensaciones” y reconoce: “voy a extrañar mucho esto”. Como hechos positivos durante sus cuatro años de consejero destacó “la producción en materia de selección de jueces” y la corrección del reglamento de Acusación que “le dio mayor celeridad al sistema de preparación de las acusaciones y de la labor de la Comisión”. Y admite que “hay que cambiar algunas cosas metodológicas o de procedimiento porque se pierde mucho tiempo”.
De los cinco que concluyen su función, quien más años fue consejera es la diputada Chaya: ingresó al cuerpo en septiembre de 1999. “Para mi ha sido muy enriquecedor pero muy desgastante” afirmó la diputada salteña.
La partida del Consejo se da en el medio del polémico proyecto que impulsa la senadora Cristina Fernández de Kirchner para reducir el número de miembros del cuerpo de los 20 actuales a 13, lo que reforzaría la presencia del partido de gobierno en el cuerpo ya que la iniciativa estipula que haya cuatro legisladores del oficialismo y el representante del Poder Ejecutivo.
“Como preocupación y análisis de estos dos años como consejero le manifiesto mi desazón con el proyecto de la senadora Fernández de Kirchner de pretender manejar desde el oficialismo esta institución al disminuir los integrantes y mantener una integración de cinco miembros del partido oficialista” señaló Minguez.
Para Prades “la reducción significa el avance del gobierno sobre un instituto que hoy no le es favorable. El gobierno no tiene la mayoría que le permitiera en alguna medida tener incidencia en el Poder Judicial”. “La calidad institucional de la Argentina va a ser de excelencia cuando el Poder Judicial sea absolutamente independiente del poder político. Este proyecto va en un sentido contrario” señaló.
“Es negativo desde el punto de vista de eliminar la representación parlamentaria de las minorías” entiende Casanovas aunque reconoce que “achicar el número puede ser bueno porque puede producir mayor celeridad y obligara a los estamentos a elegir bien porque muchas veces estas dilaciones se producen porque se elige gente que no tiene experiencia en trabajar en grupos o en organismos colegiados”.
De los que parten, Minguez seguirá vinculado al Consejo. “Aspiro a mantener algún espacio en la institución a los fines de poder trabajar y estar en la “cocina” que produce los despachos”. Prades, Chaya y Casanovas volverán a ejercer la abogacía y este último también a la actividad académica. Y por supuesto que seguirán vinculados a la política. “Se lleva en la sangre” señaló Prades. Y Chaya prometió “volver a participar en el 2007”.