El juez Julio Serrano sostuvo que el hombre no tiene familiares en Chiclana, la ciudad de Cádiz donde vive, y que si “ha de buscar alojamiento, no le quedará prácticamente nada de dinero con el que pagar la manutención de la hija que tienen en común”. Y sostuvo que la mujer está en mejores condiciones de dejar el departamento ya que en otras oportunidades se fue con su hija a la casa de sus padres, lo que demuestra, según el magistrado, que las necesidades de un techo para ella y su hija las puede tener perfectamente cubiertas, cosa que no sucede en el caso del denunciado”, informó el diario español El País.
El matrimonio no puede vivir junto. Una orden de alejamiento le impide al marido acercarse a su mujer a menos de 100 metros a raíz de una condena por malos tratos. Sin embargo el juez sostuvo que “no pasan de ser una mera disputa o pelea conyugal que con arreglo al originario Código Penal de 1995 no hubiesen constituido sino una simple falta de lesiones”.
El magistrado agregó que el abandono de la casa por parte del hombre sería “desproporcionado que por un simple empujón las consecuencias para el denunciado (...) fueran las de lanzarle del domicilio conyugal”.
Fue el mismo juez quien propuso una solución al conflicto: esperar a completar una compra de un departamento que el hombre comenzó hace unos menos atrás y al que la mujer se niega a continuar. La operación inmobiliaria debería hacerse en conjunto ya que todavía son un matrimonio y por ello se trata de un bien ganancial.