Las condenas fueron por “insultar al jefe de Estado y los símbolos del Partido Nacional Democrático”, en el gobierno y cayeron sobre Ibrahim Issa (del diario Al Dostur), Abdelhalim Kandil (del semanario Al Karama); Wael al Abrashi (del semanario Saut al Umma) y Adel Hamuda (del semanario Al Fayer).
Las penas de un año para cada uno de ellos se debieron a ciertos artículos críticos sobre el régimen de Mubarak. Se consideró que los periodistas violaron el código deontológico.
El mismo presidente de Egipto respaldó la condena. En una entrevista realizada por el semanario al Usbua, y reproducida por el sitio de noticias Terra, Mubarak sostuvo que los directores condenados utilizaron “la libertad de prensa sirviendo a otros poderes que amenazan la seguridad, la estabilidad y el provecho de esta sociedad” y agregó que quien “transgrede el código deontológico y amenaza el orden público tiene que rendir cuentas”.
“No estoy en contra de la libertad de crítica. La crítica constructiva es necesaria en la sociedad. La crítica destructiva que tiene como objetivo acabar con las producciones de la sociedad, demoler sus valores y convicciones y transgredir todo lo que hay sobre la tierra, no es crítica”, agregó el Presidente.
Las condenas también generaron polémica sobre una promesa de Mubarak. El Presidente había prometido derogar la prisión para los delitos de publicación y ahora volvió a ratificar sus dichos. “Todos deben saber que a toda libertad le corresponde un compromiso y una libertad y que la libertad del individuo se termina donde empieza la de otro”, dijo.
Por su parte, uno de los directores presos, Ibrahim Issa, sostuvo que la condena “deja claras las mentiras del régimen egipcio” sobre las promesas y calificó el veredicto como “un certificado de defunción para la prensa” de su país.