Gabriel Cavallo
Camarista Federal
Teniendo en cuenta la actualidad, ¿cómo vio el cambio en la Corte y la reforma del Consejo?
Los cambios en la Corte han sido ejemplares. Con respecto a la reforma del Consejo, no fue, desde el punto de vista institucional, todo lo que uno hubiera esperado, pero la verdad es que ese tipo de suspicacia yo no lo comparto. Hay que esperar que se desarrolle este Consejo en el tiempo para ver si esto fue para acelerar los procesos de nombramiento o destitución o si fue solamente un intento de manipulación para colocar o echar jueces que molestan.
Este gobierno, que también esta llegando a su fin, ha sido muy criticado por opinar de los jueces. Incluso cuando avanzó contra varios de los miembros de la Cámara de Casación se lo cuestionó. ¿Cómo vivió ese fenómeno?
Creo que el gobierno, en general, no ha tenido una política invasiva en la actividad de la Justicia. Con relación a lo que pasó con la Casación, creo que el Presidente y sus ministros tienen todo el derecho del mundo a criticar el nivel de eficiencia de los jueces. Quizás este tema, desde el punto de vista político, no estuvo bien manejado. Podían haberse auditado las causas y llegar a la conclusión si había atrasos en vez de llevar la discusión a los medios. No me parece que las criticas del Presidente constituyan una intromisión así como tampoco lo es cuando los jueces critican decisiones del Gobierno. Por ejemplo, yo critiqué públicamente el momento y la forma de la ley de prescripción penal, mas allá de que compartía sus fundamentos, y eso no constituye una intromisión.
¿Cómo fue su relación con los medios en estos años?
Siempre fue buena. Creo que fui muy abierto con la prensa. De hecho, yo tengo una posición jurídica sobre el tema. Siempre protegí los intereses de la libertad de expresión, lo que me valió juicios políticos. La Justicia tiene la obligación de informar sus “actos de gobierno”. Las resoluciones son públicas y tienen que ser expuestas a la vista de la gente. Que los medios analicen la conducta de un juez, en términos de eficiencia, está perfecto. Es lo que se debe hacer.
¿Qué opinión tiene sobre el proyecto que acaba de ingresar al Congreso para reformar el Código Procesal Penal?
Cuando se trata de hacer una reforma judicial debe tenerse una visión completa. Pareciera que las únicas reformas siempre son en materia penal. ¿Uno debería pensar que lo único que anda mal es la justicia penal?. Si me pregunta si era necesario reforma el Código Procesal, le contesto que no. Era más necesario reformar el Código Penal, porque ha perdido sistematización. Hay incongruencias importantes. El Código Procesal tan mal no andaba, mas allá de que se le podía hacer retoques. En la Justicia de instrucción, los procesos no duran tanto con este código. Sí duran acá, pero la justicia federal no es representativa de la justicia penal. No obstante, comparto la opinión doctrinaria que debe, a la larga, tenderse a que el fiscal tenga el dominio de la acción.
Teniendo en cuenta su experiencia en materia de derechos humanos,¿es lógico que se produzcan algunas demoras en las causas?
En la Capital, las causas de derechos humanos tiene una demora, pero las dos causas importantes en gran parte ya están en juicio. No están tan mal, aunque hubiera esperado tener pronunciamientos definitivos antes de lo que vamos a tener. Es lógico, por varios motivos, que haya algunas demoras. En el interior (del país) la situación es distinta. Se necesitan recursos, evidentemente.
Hace no mucho tiempo hubo una ola de denuncias contra jueces y testigos, y todo el mundo hablaba de este tema, ¿usted temió por su seguridad?
Nunca, gracias a Dios.
Habiendo sido el primer juez que declaró la inconstitucionalidad de las leyes del perdón, en marzo de 2001, ¿cómo vivió el proceso que se puso en marcha después con el resurgimiento de tantos causas?
Yo estoy agradecido de haber tenido el privilegio de haber participado en un proceso de transformación.
¿Imaginaba en ese momento lo que pasó después?
No, la verdad que no. No imaginé las consecuencias que podía llegar a tener. Yo estoy muy conforme con lo que se realizó hasta ahora, era una deuda que la sociedad argentina tenía, encontrarse con su pasado y dar respuesta a las víctimas de manera institucional.
¿El futuro de este proceso depende de lo que pueda pasar en el país a nivel político? ¿Está atado a esa realidad?
Yo creo que no va a depender. Hoy no hay ninguna posibilidad de que pueda pasar algo como lo que pasó en aquella época.
Mucho se habla de la seguridad de los testigos....
Lamentablemente el Estado está cumpliendo un rol deficiente, pero no es, por ahora, un problema para el desarrollo de los juicios. Ha habido lamentables casos particulares. Esperemos que la Justicia encuentre una respuesta sobre ellos.
Un juez federal acaba de dar el salto a la política y un fiscal federal estaría a un paso de hacerlo. ¿Cuál es la relación que debe tener un magistrado con el poder político? ¿Cuál es el límite?
No es mi vocación, pero no veo mal que otros colegas lo hagan si tienen esa vocación. Respecto a lo otro, creo que la relación entre los jueces y el poder político, siempre que se mantenga en un marco de relación institucional, es adecuada. Mientras la conversación sea de tipo institucional todo está bien. Ahora, llamar a un juez para que falle de una determinada manera, constituye una intromisión y es grave. La medida de la presión es el juez. Es el juez el que debe poner el límite.
¿El llamado siempre va a estar?
No sé. Yo no recuerdo haber recibido llamados de parte de este gobierno y tuve situaciones complejas que resolver. Sí recuerdo llamados en otra época, cuando era juez de instrucción, pero siempre fueron de tipo institucional.