El subcomisario Jerónimo Molina relató que días después de la golpiza a Claudio Salgueiro salió a recorrer la zona con la víctima para que reconociera a sus agresores. Según el subcomisario, este hecho de violencia tuvo antecedentes cuando tres chicos que iban caminando por Avenida Cabildo fueron golpeados “porque sí”.
Molina declaró como testigo en el juicio a cargo del Tribunal Oral Federal 5 conducido por los jueces Guillermo Gordo, Guillermo Madueño y Luis Di Renzi, y luego lo hizo un amigo de uno de los procesados tras lo cual se dispuso un cuarto intermedio hasta mañana para analizar la prueba.
El policía comentó que vio a Salgueiro días después del 1 de julio de 1995 y que este se encontraba muy golpeado por lo que buscó preservar su seguridad cuando participó de los operativos que permitieron la detención de los imputados en la plaza Noruega ubicada en el barrio porteño de Belgrano.
Por su parte, el defensor de los imputados, Carlos Garay, buscó cuestionar con sus preguntas el procedimiento por el que el subcomisario detuvo a los skinheads implicados en este juicio.
Ante esto, Molina alegó que la detención se concretó en Plaza Noruega porque "no podía llevar a 500 personas a la comisaría para hacer un reconocimiento de presos", y además "eso hubiera sido mortificar a la víctima".
El otro testigo que declaró hoy es Federico Gil, amigo de Luciano Griguol, imputado en el juicio junto a Orlando Romero Da Silva. Gil expuso que conoció a Griguol en 1996, un año después de ocurrido el hecho y que no le constaba que integrara ningún grupo y que ambos tienen “un amigo judío en común”.
A mediados de 1995, Salgueiro sufrió una agresión de parte de una veintena de skinheads o cabezas rapadas que al grito de “heil Hitler” lo insultaron y golpearon hasta dejarlo inconsciente. Esa agresión fue considerada como violatoria de la ley antidiscriminatoria por lo que dos de los skinheads fueron condenados hace tres años por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal 3 a tres años de prisión de cumplimiento efectivo. Sin embargo, los condenados sólo estuvieron seis meses en prisión, ya que fueron liberados por la Sala Primera de la Cámara de Casación. El caso llegó a la Corte Suprema de Justicia, que ordenó la realización de un nuevo juicio.