Lo más llamativo del dictamen del magistrado del Juzgado Central de Instrucción número 2 de la Audiencia Nacional, es el auto donde declara que de los hechos denunciados se puede deducir "sin género de dudas" que puede haber un delito de genocidio "que deben ser investigados por la jurisdicción española" en base al principio de justicia universal que rige para este tipo de delito.
Sobre la competencia de la justicia española para hacerse cargo de esta causa -la Audiencia Nacional puede perseguir los delitos por y contra españoles en el extranjero-, el fiscal, Juan Moral, señaló que la jurisdicción nacional se debe activar en los casos en los que no se haya abierto un procedimiento y por la documentación aportada, parece que no hay ningún otro tribunal fuera de España que haya decidido perseguir estos hechos.
El hecho de que los acusados residan en otro país, el tribunal se ve obligado a extraditarlos. Sin embargo, el proceso parece facilitarse ya que Estados Unidos ya les retiró la nacionalidad estadounidense tras conocer su pasado nazi, para ser juzgados en España por delitos de genocidio.
La resolución judicial fue la respuesta a la petición del Moral quien observa que la parte acusatoria acredita "documentalmente" que los cuatro guardias de las SS, Johann Leprich, Anton Tittjung, Josias Kumpf e Iwan o John Demjanjuk -supuestos miembros de la organización SS Totenkopf-Sturmbann ("Batallón de la Calavera")- participaron "en la persecución y castigo" de las personas que ingresaban cautivas en los campos de concentración.
El ucraniano Denjanjuk obtuvo su condena en 1988 en Jerusalén, Israel, por el asesinato de judíos en varios campos de concentración nazis. Sin embargo, la sentencia fue anulada en 1993 porque existían incertidumbres de que se tratara realmente del hombre conocido como "Iván el Terrible" en el campo de Treblinka.
A diferencia de lo que sucede en este momento en España, los servicios secretos israelíes se adelantaron a la decisión judicial para extraditar al difunto jerarca nazi que implementó la “Solución Final” a finales de la guerra, Adolf Heichman. En 1960, hombres pertenecientes al contraespionaje del país de Medio Oriente llegaron a la Argentina con la misión de capturar a Heichamn, quien se escondía tras el falso nombre de Ricardo Klement.
Lo secuestraron durante más de una semana y se lo llevaron disfrazado de piloto en un avión de la empresa israelí El Al. Las protestas que llevó a cabo la Cancillería fueron desoídas desde el otro lado del atlántico.
Eichmann fue juzgado y ejecutado en la horca, en Jerusalén, el 31 de mayo de 1962. Durante su juicio, jamás negó nada. Sólo dijo que él era un tornillo entre toda la maquinaria y que obedecía órdenes. Sin embargo, reconoció que la matanza que ayudó a construir "fue la más grande y violenta danza de la muerte de todos los tiempos".
La Comisión para el Esclarecimiento de las Actividades del Nazismo en la Argentina (Ceana), aseguró en el 2003 en su informe que en la Argentina se esconden por lo menos 180 criminales de guerra que lograron entrar al país ya sea utilizando pasaportes del país o de la Cruz Roja, o recibiendo la ayuda del gobierno de Juan Perón o de miembros de la Iglesia Católica. La Ceana fue creada por el gobierno argentino con el objeto de esclarecer le mito que es un verdad y una realidad.