En sus fundamentos se consigna que “consideramos que el sistema de educación superior puede contribuir, no sólo con sus trabajos de investigación y usuales actividades de extensión universitaria, sino con el propio servicio solidario de sus estudiantes”.
En tal sentido buscan la incorporación de las denominada “Práctica Educativa Solidaria” que consistiría “en la realización de tareas comunitarias afines con la formación en curso u obtenida. Los estudiantes deberán cumplirlo durante un cuatrimestre, a partir del último año de la carrera y en forma previa a la obtención del título”.
La aplicación de las tareas comunitarias tiene como objetivo “promover la realización de prácticas solidarias para la comunidad, retribuyendo de esta manera la formación y los conocimientos adquiridos en este nivel educativo” y “estimular el desarrollo y fortalecimiento de valores solidarios, de cooperación y compromiso, ofreciéndoles la posibilidad de trabajar en el desarrollo socio-cultural de la Nación”.
Además, “posibilitar la participación activa en el tratamiento de las problemáticas sociales regionales, colaborando en la formación e inclusión de jóvenes en situación de vulnerabilidad social”.
Para la realización de tales práctica, las diversas casas de estudio deberán celebrar convenios con entidades publicas, sociedades civiles, entre otras organizaciones. Aunque se privilegiara que los ámbitos en los que se lleve adelante las tareas comunitarias sean escuelas públicas, hospitales, comedores comunitarios; también en asociaciones vecinales, clubes, sindicatos, etc.
Asimismo, las universidades serán los responsables del control y la dirección de las actividades. Actividades que “tendrán carácter obligatorio para la obtención de título de grado, títulos profesionales y/o de educación superior equivalentes”.
“Desde el reconocimiento absoluto de la autonomía y autarquía de las universidades argentinas, creemos que se debe generar una responsabilidad social mayor, abordando las diversas problemáticas que preocupan a la sociedad” dice entre sus fundamentos el proyecto.
La iniciativa presentada en la Cámara parecería estar inspirada en una frase muy conocida escrita por Ernesto Guevara; “el trabajo voluntario es una escuela forjadora de conciencia”.