Gutiérrez subrayó que “la enseñanza universitaria del Derecho, tal como se ha practicado tradicionalmente en el país aparece como inadecuada para la formación de magistrados judiciales”.
Gutiérrez señaló cuatro actividades intrínsecas a la actividad de los jueces: la formación, la capacitación, la actualización y el perfeccionamiento. En ese espíritu, se refirió a la “especial importancia” de la actividad de formación que debe cumplir la Escuela Judicial “por relacionarse con el perfil del juez que se busca para una sociedad determinada, en un momento o coyuntura histórica precisa”.
Una lectura posible de esa frase podría dirigirse en el sentido de la importancia de que los jueces no sólo tengan conocimientos académicos de derecho sino que en sus fallos pueda aparecer un sentido de realidad, de ubicación en tiempo y espacio.
En el país, a partir de la reforma que en 1998 creó el Consejo de la Magistratura, para que un juez acceda a su cargo, debe haber aprobado una prueba de antecedentes, en la que se evalúan sus estudios, sus trabajos, etc; una prueba de oposición, en la que se le pregunta sobre un caso práctico y luego pasar por una entrevista personal.
Si bien hay acuerdos básicos entre los consejeros sobre las características de un magistrado, hasta el momento no hay nada escrito sobre los atributos que debe tener un juez.
El juez uruguayo puntualizó en su ponencia que un magistrado debe poseer: independencia, imparcialidad, personalidad, equilibrio y ponderación, espíritu analítico y crítico, firmeza y flexibilidad, espíritu creativo comprometido con la verdad y ánimo de servicio.
Por su parte, en diálogo con DiarioJudicial.com la diputada y consejera Diana Conti afirmó que “los valores que debe tener un juez son los que están expresados en la Constitución Nacional: idoneidad y apego a los principios democráticos constitucionales”.
La consejera criticó el actual mecanismo de selección de jueces porque opinó que “el anonimato de la prueba de oposición le quita transparencia al proceso de selección y dilata el trámite”.
“Por eso –continuó- vengo pregonando por pruebas orales y escritas no anónimas y plazos para el trámite del proceso de selección más acotados que permitan llegar a la terna en los 120 días”.