El informe “Mapa de género de la Justicia Argentina”, de la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema, dice que el sexo femenino ocupa el 54% del trabajo en la Justicia. Sin embargo, los puestos más altos son en su gran mayoría para hombres. En España, las juezas son un 48%, una cifra que en nuestro país aún está lejos. Una mirada a la cuestión de género.
Pasó un Día Internacional de la Mujer más, y entre las tantas noticias sobre el sexo femenino, las comparaciones con los hombres, pedidos de igualdad y reivindicaciones tardías, en lo judicial aún hay mucho para analizar sobre la mayoría femenina en los puestos laborales de la Justicia en nuestro país.
Según el informe “Mapa de género de la Justicia Argentina”, de la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema, el sexo femenino ocupa el 54% de los puestos de trabajo contra el 46% de los hombres.
Desde la entidad explicaron a DiarioJudicial.com que los datos fueron presentados en marzo del 2010 y tuvieron pequeñas modificaciones a lo largo del año. “Es una fotografía sacada en el 2010”, aseguraron.
Según el informe, las mujeres dominan los puestos de trabajo con el 54%, distribuidos por cargo de la siguiente manera: en la Corte Suprema, 1.029 mujeres y 1.408 varones; en los Superiores Tribunales, 32.231 contra 26.264; en las Cámaras Federales y Nacionales, unas 7.919 contra 6.630; en el Ministerio Público de la Defensa, 965 a 755 y en el Ministerio Público Fiscal, 2.031 mujeres contra 2.168 hombres.
Pero las estadísticas muestran que el porcentaje de féminas en los puestos más altos merma. Por ejemplo, en el total de la Justicia Federal y Nacional hay 85 camaristas mujeres y 319 hombres, mientras que ellos casi las doblan entre los jueces: 250 contra 127. “Cuando se hace el análisis por cargo se ve que sólo un 20% de llega a ministras, un 30% a camaristas y un 40% a jueces”, afirmaron desde la Oficina de la Mujer.
También en los totales de las provincias y la Ciudad se ve la diferencia: 25 mujeres ministras y 100 hombres; 305 camaristas femeninas contra 813, y 1.245 juezas contra 1.805 jueces varones. En tanto, los totales en la Corte Suprema corrobora lo dicho: 2 ministras y 5 ministros, y 8 secretarios de Corte varones y ni una mujer.
“El estudio vino a confirmar lo que todas las organizaciones de mujeres y la gente que trabaja en las cuestiones de género ya sospechaba. Más del 50% de los puestos de trabajo los ocupan mujeres, así como en la matrícula de la Facultad de Derecho pasa lo mismo, pero aumenta la cantidad a medida que descienden los cargos”, le dijo a DiarioJudicial.com María Laura Garrigós de Rébori, presidente de la Sala V de la Cámara del Crimen.
“En secretarias, por ejemplo, el porcentaje de mujeres es altísimo, pero de ahí para arriba disminuye notablemente la cantidad. Esto se ha conceptualizado como el ‘techo de cristal’: hay un techo invisible al que las mujeres pueden acceder”, continuó.
“Otra cosa que muestra el mapa elaborado por la Corte es que las mujeres acceden a los cargos más tarde que los varones. Tienen más edad y más capacitación. Esto porque tienen en su Curriculum la interrupción de la crianza de sus hijos. La maternidad y la lactancia las retrasa en la carrera laboral y de capacitación”, explicó la jueza.
Los puestos de jueces/juezas lejos están de equiparar las cifras de España donde, según informó el Ministerio de Justicia, las mujeres ocupan un 48% de esos cargos en el país. El ente español destacó que un total de 1.877 trabajadoras desempeñan labor en los juzgados frente a 1.449 hombres: también son mayoría allí. Desde el 2002, el número de mujeres y hombres que está al frente de los juzgados españoles se acercó notoriamente, ya que antes era del 60% de varones y el 40% de mujeres.
Es lógico pensar que al algún día las mujeres de nuestro país serán mayoría en ese rubro también. ¿Será una cuestión de tiempo? “Esto se puede equiparar, pero hay que desnivelar estas desigualdades que son inevitables”, relató Garrigós de Rébori.
“Las mujeres son las que paren, son las que amamantan y esto no tiene solución. Estamos pidiendo mínimamente guarderías en los lugares de trabajo, para poder amamantar y volver al puesto. Esto es para no tener que pagar una señora en casa que cueste la mitad del sueldo para ir a trabajar”, concluyó.