En Santa Fe, un fiscal, que solía ser juez penal, fue sancionado por la Corte Suprema de esa provincia por maltratar a los empleados del Juzgado donde ejercía. Los trabajadores tenían miedo de sus amenazas. En una ocasión, un hombre aseguró que el magistrado le dijo que si no cumplía con su tarea "iba a aparecer flotando en el río Salado".
"El boludo, el nabo, el tonto o el monaguillo", eran apodos que se escuchaban en los pasillos de los tribunales de la localidad de San Jorge, en San Rafael. Todos provenían de una misma persona: el ex juez de instrucción y correccional de esa zona, Eladio García. Y todos estaban dirigidos a los mismos destinatarios: sus empleados.
A su vez, los empleados aseguraron que el magistrado brindaba un trato denigrante, buscando humillarlos, "lo que provocaba un lógico pesar individual y un clima laboral impropio para la normal prestación del servicio de justicia".
Por estos motivos, la Corte Suprema de Justicia santafesina decidió aplicarle una sanción disciplinaria a García, que hoy se desempeña como fiscal regional de la Circunscripción Cuatro de esa provincia, con sede en Reconquista.
La decisión fue tomada luego de la denuncia realizada por los empleados judiciales con los que solía trabajar y es el resultado del inicio de dos sumarios administrativos que, precisamente, surgieron a raíz de las quejas, y fueron avalados por la Asociación Tribunales de Empleados del Poder Judicial de la provincia de Santa Fe.
Además, el máximo Tribunal provincial solicitó que se comunique a la legislatura local las medidas para sancionar al magistrado llevadas a cabo y el contenido de los sumarios para que se evalúe la posibilidad de una remoción de su cargo. Parte de la sanción consiste en cinco jus de multa que equivalen a menos de 1.600 pesos.
El Juzgado que manejaba García fue creado en diciembre de 2006 y pronto cobró notoriedad, teniendo en consideración que resolvió una serie de pleitos judiciales en los que estaban involucrados, por ejemplo, grandes organizaciones delictivas. Pero a su vez, crecían los rumores acerca del maltrato de parte del juez a los empleados.
Según consta en la denuncia presentada por los trabajadores, a menudo los hacía ir a la noche para que prendan las luces y se “vea movimiento”, es decir, para simular que trabajaban inclusive fuera del horario normal. La investigación en torno a las denuncias determinó que el juez "infligía a sus dependientes un trato irrespetuoso, autoritario y muchas veces mortificante".
El problema se tornó más grave cuando García se enteró de las denuncias y convocó a los empleados para amenazarlos y exigirles que retiren lo dicho.
Por eso, la Corte Suprema santafesina consideró que el magistrado había violado distintas prohibiciones en el fiel desempeño de sus funciones, realizando actos que comprometieron “la dignidad en el cargo” y evitando tener la “conducta irreprochable” que le corresponde a todos los miembros del Poder Judicial.
La decisión final sobre la remoción de su cargo la tiene la Comisión de Acuerdos de la legislatura santafesina, órgano parlamentario en el que deberán analizar la evidencia presentada por los trabajadores.