Condenada

"Coautor del delito de contrabando de estupefacientes en grado de tentativa". Las palabras surgieron de boca del juez Luis Imas cinco veces. En esas cinco ocasiones se refirió a Angie Sanclemente Valencia, quien de esta forma sería señalada como "nexo internacional", a su pareja, el modelo Nicolás Gualco, a María Noel López Iglesias (la "mula"), a Daniel Monroy (tío de Gualco) y a Ariel Letizia, el arrepentido.

En tanto, Gustavo Páez Arnesen (quien iba a ser padrino de la boda entre Gualco y Sanclemente Valencia) fue considerado partícipe necesario del hecho, a la vez que Micaela Sansalone, amiga de Letizia (vivía con él en el departamento donde fueron detenidos junto a Páez Arnesen) fue absuelta de los cargos imputados en su contra.

Pero a pesar de considerar en los cinco casos mencionados la coautoría del delito, las penas variaron. En primer lugar, los jueces rechazaron el reclamo de nulidad de las imputaciones contra Ariel Letizia, a quien, en cambio, decidieron condenar a tres años de prisión en suspenso. La misma pena recibió María Noel López Iglesias. El nerviosismo que mostraron los dos antes de la sentencia fue una señal de lo inesperado de este resultado, pero un premio procesal por su cooperación en al avance de la investigación.

La desazón surgió en otro plano: los comentarios de los abogados de Angie Sanclemente Valencia, Gustavo Páez Arnesen y Nicolás Gualco, previos a la lectura de la sentencia, eran optimistas. Guiándose por el alegato de la fiscal, estimaron que los magistrados no pedirían una pena mayor, y que en cuestión de meses podrían gozar nuevamente de su libertad. Nada de eso sucedió.

Nicolás Gualco fue condenado a seis años y ocho meses de prisión (la fiscal Marta Benavente había pedido cinco años y seis meses); Gustavo Páez Arnesen recibió una pena de seis años y dos meses de prisión (en este caso la fiscal había pedido cinco años y seis meses); y por último, Angie Sanclemente Valencia fue condenada a seis años y ocho meses de prisión (para ella, Benavente había pedido cinco años).

Por último, Daniel Monroy, fue detenido en el recinto de audiencias para cumplir su pena que, de acuerdo  a las consideraciones de los jueces, será de seis años y ocho meses de prisión (la fiscalía había pedido cinco años).

En este orden cabe aclarar que recibió dos años de inhabilitación para ejercer el comercio, lo que seguramente dará por tierra con su empresa de seguridad que gozaba de renombre en el ambiente artístico (cubrió eventos como recitales de Los Piojos o almuerzos de Mirtha Legran en Mar Del Plata).

La lectura de la sentencia tuvo consecuencias inmediatas. Ni bien Imas hubo pronunciado su última palabra, Ariel Letizia se levantó airoso de su asiento. Su expresión de felicidad era evidente, su familia se mostró emocionada. Pero los problemas no tardaron en llegar.

Con la furia de quien esperaba un mejor trato de parte de los jueces (considerando en este orden los alegatos de la fiscal), la madre de Nicolás Gualco se levantó de su asiento y empezó a acusar a Ariel Letizia. Aseguró, gritando, apuntándolo con su dedo índice, que vendía droga en Mar Del Plata, que no le había importado el proceso, que de esa forma ganaba su dinero. Letizia solo se limitaba a callarla, chistándola.

De esa forma se retiraba Letizia. Pero no sin otro bache en el camino.

La irascible  madre de Angie Sanclemente Valencia esta vez  se mostró íntegra durante la lectura del veredicto. No pronunció una palabra, no lloró. No hizo ni dijo nada. Pero cuando tuvo al lado a Letizia, se paró rápidamente de su asiento y le propinó  una trompada en pleno rostro. La expresión varía, el hecho no. Fue contundente, así como también fue la defensa del "arrepentido" en lo que constituyó este, literalmente, último round de la etapa oral del proceso. Se libró de la mujer tirando de sus pelos.

Después del escándalo, del revuelo armado por el episodio, las cosas volvieron a su orden y los abogados de Sanclemente, Gualco y Arnesen aseguraron que irán a la Casación. Un capítulo de la historia se cerró, pero, al parecer, continuará.

Ajenos a la escena, los jueces del Tribunal Oral, Horacio Artabe, Luis Imas y Karina Perilli, cerraron así un caso que tiene dos aristas que pueden transformarlo en un leading case: el pleno aval a la figura del "arrepentido" que colabore en el progreso de la investigación hacia eslabones más altos en la cadena de tráfico, y la fijación de condenas más duras que las propiciadas por la fiscalía.