La demanda de trabajo en el mundo del Derecho requiere de los abogados nuevas habilidades y conocimientos. Ahora, ¿las instituciones que forman a los letrados argentinos brindan las herramientas que los profesionales de hoy necesitan? Autoridades universitarias, docentes, egresados y profesionales con experiencia analizaron para DiarioJudicial.com si los egresados están bien preparados. O no.
La abogacía es una profesión con historia y, aún hoy, muy popular a la hora de elegir una carrera. Los futuros letrados tienen variadas opciones de trabajo al recibirse: estudios jurídicos, empresas, la Justicia, docencia, investigación, ONGs, etc. Sin embargo, la compleja realidad actual y el mercado laboral imponen la necesidad de que los profesionales cuenten con nuevas habilidades y conocimientos.
“La tradicional figura del abogado litigante ha sido ampliamente superada, hoy en día el profesional debe asumir otros roles”, es decir que, “debe estar preparado para abordar la multiplicidad de facetas que le ofrece la ciencia jurídica”, explica Magdalena Giavarino, subdirectora del Departamento de Práctica Profesional de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Los testimonios coinciden respecto de las carencias que poseen las universidades al formar a los futuros abogados. Parece ser que el problema se presenta ante la falta de conocimientos y habilidades prácticas de los egresados, cuestión que dificulta su adecuada inserción en el mercado laboral.
¿Las instituciones universitarias brindan lo que les hace falta a los futuros abogados?
En torno a este interrogante, Matías Mussuto, Secretario Académico de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO), señala que “los profesionales recientemente graduados tienen los conocimientos adecuados para satisfacer las exigencias del mercado”, aunque, “tendrán que seguir ampliando lo que saben y aprendiendo aspectos prácticos que no se enseñan, a veces, en la universidad”.
No obstante, Magdalena Giavarino (UBA), sostiene que “el abogado recién egresado no cuenta con los conocimientos integrales suficientes para incorporarse individualmente al mercado”. Los profesionales, al recibirse, “requieren de un período de afianzamiento que los contacte e inserte en su mundo profesional”, agrega la Subdirectora del Departamento de Práctica Profesional.
Por su parte, el abogado Mariano Ferradas Lamas –con casi veinte años de experiencia en el ejercicio de la profesión liberal-, considera que a la mayoría de los egresados de los últimos años “le faltan conocimientos” pues poseen “una visión superficial sobre los temas”.
No obstante, Guillermo Ford, Director de la Carrera de Abogacía de la Universidad Blas Pascal (UBP- Córdoba), indica que, si bien “no todos” los abogados egresan con los conocimientos suficientes, algunos se ven favorecidos cuando “han tenido oportunidad de ejercitarse, antes de recibirse, en roles que les permitan observar y aprender aspectos prácticos de la profesión”.
A su vez, Carolina, egresada de la Universidad Católica de Santa Fe (UCSF) señala que durante la carrera de grado se obtienen los conocimientos teóricos para ejercer la profesión, “al menos los básicos”, aunque destaca que “el problema se presenta después, con la práctica profesional”.
Entretanto, Noelia, egresada de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y docente en dicha institución, indica que los abogados no tienen los conocimientos necesarios para afrontar las exigencias del mercado, pero aclara que esto ocurre en todas las carreras, “no sólo en Abogacía” pues “es imprescindible la experiencia, y eso lleva tiempo”.
Abogados todo terreno
Entonces, ¿qué conocimientos debería tener un abogado recién recibido para afrontar exitosamente las exigencias del mercado laboral? Al respecto, Matías Mussuto (UNCUYO) afirma que “un abogado debe tener en claro los aspectos clave de las grandes ramas del Derecho” y, además, “tener conocimientos prácticos sobre la realidad procesal propia del lugar donde ejerce su profesión”.
Por su parte, Magdalena Giavarino (UBA) destaca que “actualmente, son muchos los campos de actuación que se abren al ejercicio profesional de la abogacía” por lo que “el abogado debe contar, necesariamente con un bagaje de conocimiento que, partiendo de lo jurídico, le sume una visión interdisciplinaria de las materias afines a su campo de acción”.
“El abogado de hoy no puede ser un profesional monotemático, que sólo sabe de códigos o de juicios, sino conocedor de otras disciplinas socioeconómicas que lo asisten en su labor”, agrega la Subdirectora del Departamento de Práctica Profesional de la Facultad de Derecho de la UBA.
En sentido coincidente, Ricardo, docente en la carrera de grado de abogacía de la Facultad de Derecho de la UBA, destaca que los abogados poseen “múltiples mercados laborales” y que, por ende, “cada uno de estos mercados tiene requerimientos específicos”.
Sobre este mismo punto, Noelia (UNC), afirma que hace falta que los futuros letrados cuenten con “un buen manejo de los códigos de procedimiento, un fácil acceso a fuentes de jurisprudencia y doctrina actualizadas” y, además, “un buen stock de escritos modelos”.
Siempre se puede estar mejor. Propuestas para ensamblar la formación académica con las exigencias del mercado.
Las distintas cuestiones abordadas reflejan la necesidad de que las instituciones universitarias respondan a ciertas demandas sociales relativas a la aptitud laboral de los futuros abogados.
En tal sentido, Magdalena Giavarino (UBA) indica que “sigue habiendo un déficit en la formación práctica”, y que “así como se trabaja sobre saberes, hay que trabajar sobre habilidades con base y como consecuencia de dichos saberes” pues “hay en ello una simbiosis sobre la cual no se trabaja suficientemente”.
“Tradicionalmente, se considera que el alumno cubre este punto con los trabajos prácticos de tal o cual asignatura” sin embargo la preparación práctica del abogado “excede esa visión”, pues “el alumno carece de una adecuada integración de los distintos saberes adquiridos a lo largo de la carrera”, enfatiza la Subdirectora del Departamento de Práctica Profesional.
Al respecto, Ricardo (UBA), propone como una mejora que la formación universitaria de los futuros abogados dé cuenta de los múltiples mercados laborales posibles pues “son muy diferentes las necesidades académicas de alguien que se inclina a desarrollarse en el mundo académico, de las de quien va a trabajar del otro lado del mostrador en la Justicia”.
Entre tanto, Guillermo Ford (UBP), aconseja la incorporación de figuras como la “clínica jurídica” las cuales permiten que “el alumno se aproxime de manera más efectiva a una realidad profesional”.