Luego de una sentencia en contra de parte del Tribunal de Justicia de Europa sobre el acuerdo antipiratería internacional para la web elaborado por la Comisión Europea, los integrantes del órgano que lo llevaron a cabo decidieron rehacerlo.
La decisión judicial no dejó otra opción: el Máximo Tribunal de Europa había descartado de lleno la posibilidad de que se pueda llevar a cabo el acuerdo internacional contra la piratería en Internet, ACTA (Anti-Counterfeiting Trade Agreement), por sus siglas en inglés. Por eso, la Comisión Europea decidió descartar el proyecto original y comenzar desde cero a elaborar una nueva iniciativa que calará profundo en la web del continente.
La nueva normativa se contrapone con algunos posicionamientos que tomaron algunos países, como Holanda, donde la Casa de los Representantes (el parlamento de ese país) entendió que la legislación debe avanzar en torno a los nuevos registros de propiedad intelectual y no en la intervención del ciberespacio.
Por eso, en ese país la población tiene la posibilidad de bajar películas y compartir imágenes a través de la web sin correr el riesgo de terminar ante la Justicia por ello.
Cuando la Comisión Europea remitió el proyecto al Tribunal de Justicia Europeo, se buscaba generar un poco de tranquilidad en orden a la gran cantidad de críticas que había recibido de absolutamente todos los estamentos de la sociedad. Pero el resultado no fue lo que la Comisión Europea esperaba. En julio, la Justicia continental entendió que la iniciativa no podía ser llevada a cabo sin vulnerar derechos esenciales.
Esta medida ya había sido rechazada con anterioridad por las comisiones de Libertades Civiles, de Industria, Asuntos Legales y Desarrollo del Parlamento Europeo, pero de todas formas las autoridades decidieron llevarlo adelante. Pero la Justicia tuvo la última palabra.
Pero el quiebre llegó en julio, cuando la Comisión de Comercio Internacional del continente rechazó la iniciativa por 19 votos contra 12. Más tarde, el pleno del parlamento europeo cuestionó duramente la idea y puso en duda la efectividad de un tratado que generara tantas restricciones en Internet.
El comisario de Comercio, Karel De Gucht, consignó que la consulta al Tribunal seguirá adelante, para poder llevar a cabo el tratado adecuándolo a las normativas continentales. En este sentido, consignó que hay que buscar el modo de avanzar "en la protección intelectual a nivel internacional y dentro del Derecho internacional".
"Con el rechazo a ACTA, no desaparece la necesidad de proteger la columna vertebral de la economía de Europa a escala global: nuestra innovación, nuestra creatividad, nuestras ideas, nuestra propiedad intelectual", explicó De Gucht.