El Juzgado Civil y Comercial Nº 1 de Formosa hizo lugar a una demanda por daños y perjuicios interpuesta por la madre de un menor que fue atacado por tres perros y le originaron graves heridas. Los jueces hicieron hincapié en la responsabilidad objetiva de los dueños de los animales.
En los autos “S.L. G.L. y otro c/A., J.R. y otro y/o quien resulte responsable s/ ordinario", la madre de un menor de 11 años promovió una demanda de daños y perjuicios contra un matrimonio dueño de tres perros que mordieron a su hijo y le causaron graves heridas que derivaron en una intervención quirúrgica.
Si bien los imputados negaron que los perros que atacaron al menor fueran de su propiedad, los dichos fueron desestimados por los testigos que declararon y por el Acta de Constatación de la Dirección de Bromatología, Higiene y Comercio que realizó las pericias en su vivienda.
Además, en contra de la normas vigentes, las mascotas se encontraban sueltas, sin bozal y con un amplio espacio para salir y entrar de la casa cómodamente.
Ante ello, los integrantes del Tribunal, en la jurisprudencia citada para resolver el caso, expresaron que "la concepción jurídica actual de la problemática de la responsabilidad pone el acento en los derechos de la víctima del daño y en la necesidad de reparar todo daño injustamente causado". Asimismo, aclararon que la causa sería juzgada con el anterior código ya que era el que se encontraba vigente al momento del hecho.
En ese sentido, "el propietario ha creado un riesgo al introducir un animal que potencialmente puede causar daños a otros" y, en este caso, nos encontramos ante uno de esos supuestos en los que “la culpa aparece con evidencia incontrastable de la mera comprobación del hecho dañoso, es decir, la culpa está cantada”, explicaron los jueces.
De las pericias médicas y psicológicas surgieron que el menor afectado sufría una discapacidad motriz, Distrofia Muscular Progresiva y Síndrome Von Recklin Hausen, que se vio agravada por las lesiones que le originaron las mordidas. También presentó un cuadro sintomático correspondiente a un síndrome de stress postraumático, con secuelas irreversibles. Por ello, los magistrados decidieron hacer prosperar la demanda.
Por todo lo expuesto, los jueces resolvieron hacer lugar parcialmente a la demanda por daños y perjuicios y condenar a los imputados a abonar la suma de $ 37.880 a la víctima y $ 7.614,56 a su madre.