El Congreso reimpulsó el proyecto de ley que busca penalizar el acoso callejero. Para ello, se busca que se incorpore la figura al Código Penal como delito contra la integridad sexual.
El proyecto se reflotó luego de la explosión mediática que tuvo el caso de la mujer que sufrió acoso en una estación de subte cuando un hombre se masturbó frente a ella. Dicha situación es una muestra más de la realidad que padecen las mujeres todos los días en la vía pública y el Congreso no hizo la vista gorda.
El bloque de diputadas de la UCR puso en agenda nuevamente el proyecto que busca incorporar al acoso sexual callejero como delito contra la integridad sexual en el Código Penal.
La iniciativa propone "penar con multas de $ 3.000 a $ 15.000 al que realice toda acción con connotación sexual a través de gestos o en forma verbal a otra persona y que se lleve a cabo en lugares públicos (o de acceso público) que afecten la dignidad, libertad, integridad física y psicológica".
Estas conductas están muy naturalizadas en la sociedad e impiden interpretarlas como una de las tantas formas de violencia que padecemos día a día.
En caso que el acoso sea dirigido a personas menores de edad, las multas aumentan de $5.000 a $25.000. Lo recaudado será destinado al Instituto Nacional de las Mujeres para el fortalecimiento de políticas públicas de prevención.
Asimismo, se prevee que el condenado realice talleres y/o encuentros de concientización orientados a educar y concientizar a los agresores sobre el acoso sexual callejero, la violencia de género y su impacto en la sociedad, "cuyo plazo de duración no podrá ser menor a los 3 meses".
“La mujer no pide ni desea esta forma de violencia en los espacios públicos. No se discute que le gusta o no la mujer, sino el acto en el que el hombre por si solo y sin respetar los derechos de ellas ejecuta con total liviandad causando degradación, humillación, traumas, trastornos, miedo e intimidación”, expresó Gabriela Burgos, presidenta de la Comisión de Legislación Penal.
En ese sentido, la legisladora añadió: “estas conductas están muy naturalizadas en la sociedad e impiden interpretarlas como una de las tantas formas de violencia que padecemos día a día. Esperamos que pronto logremos concientizar que muchas veces un comentario o un gesto puede significar un verdadero acto de violencia hacia una mujer”.