Ferrari -actualmente a cargo de la Departamental San Nicolás- fue detenido el 13 de julio de 1996 y liberado en la madrugada del día siguiente, luego de declarar como testigo ante el juez Juan José Galeano.
Hoy, en el juicio, el jefe policial recordó poco de aquellos días y menos sobre lo que había dicho en la instrucción. Apenas recordó que conocía a algunos de los acusados por los recurrentes traslados de personal entre distintos destinos.
Así, dijo que conoció a Juan José Ribelli, cuando lo reemplazó como jefe operativo de la Brigada De General Sarmiento. Sobre el sindicado partícipe necesario del atentado, Ferrari dijo que “se comentaba que andaba en el curro”, aunque rápidamente aclaró que a él eso nunca le constó, y que de lo contrario lo habría denunciado.
En Villa Ballester
También le preguntaron sobre el tiempo que vivió en Villa Ballester, el mismo barrio del noroeste bonaerense que habitaba Carlos Telleldín, y donde la Trafic que se usó en el atentado cambió de manos. Según la acusación y los dichos de Telleldín y su esposa en el juicio, en el chalet de la calle República 107 los policías de Lanús y Vicente López le quitaron la camioneta al enano, a quien extorsionaban.
Y para esa época, Ferrari vivía en el mismo barrio. Esto lo reveló el mismo Telleldín cuando declaró en el juicio, en abril de este año. En ese momento, el preso clave del caso AMIA dijo que Ferrari vivía “a dos o tres cuadras de casa”, aunque aclaró que no lo conocía.
Lo mismo indicó Ferrari, quien también aseguró en la audiencia que no conocía a Telleldín, aunque aclaró que no sabe si alguna vez, en su tarea policial, puede haber hablado con él. “Si alguien viene y dice que habló conmigo hace veinte años yo no lo puedo asegurar”, explicó.
Ferrari también dio su versión sobre otro hecho oscuro del caso AMIA. La aparición del detenido asesino múltiple Ramón Solari, quien en 1995 estaba preso en la Brigada de Vicente López y pidió acercar información a la causa del atentado como testigo.
Para los acusadores, uno de los imputados por el atentado, el policía Mario Bareiro, preparó a Solari cuando estaba detenido en Vicente López para que se hiciera cargo del atentado y desviara así la pesquisa.
Al final, Solari terminó admitiendo que fue entrenado por Bareiro y mostró los apuntes que tomaba en su celda con la información que le acercaba el bonaerense, que luego terminó preso.
Hoy Ferrari -superior de Bareiro- dio su propia versión de los hechos, pero confirmó indirectamente el vínculo Solari-Bareiro al afirmar que en la Brigada “se comentaba que Bareiro le contó sobre el caso AMIA a Solari”, y con eso, el preso armó su versión, y la usó para que lo trasladaran a una cárcel dependiente del Servicio Penitenciario Federal.
“Este nabo (por Bareiro) le contó a Solari”, dice Ferrari que decían sus hombres en Vicente López. En esta tema, el jefe policial abonó los dichos de quien también era su subordinado: el oficial Jorge Rago, acusado por delitos conexos al atentado.
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