El dueño de un perro de raza pitbull deberá indemnizar a una mujer por las lesiones que le provocó al morderle la mano y el cuero cabelludo. El animal no llevaba puesta protección alguna en su hocico.
La Sala K de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil confirmó que el dueño de un pitbull deberá indemnizar a una mujer que fue ataca por el can cuando se encontraba paseando a su mascota en el parque Saavedra de la Ciudad de Buenos Aires.
El hecho ocurrió en 2008, cuando el demandante se encontraba con su perro en un parque público y otro perro de raza Pitbull, a cargo de un paseador, atacó a su can y al intentar separarlos, el pitbull mordió su mano derecha, tirándola al piso. El animal también mordió su cuero cabelludo.
Como consecuencia del episodio, sufrió lesiones que hicieron necesario que se trasladara urgente al Hospital Pirovano, donde le aplicaron la vacuna antirrábica y posteriormente tuvo que concurrir al “Instituto Pasteur” a los fines de identificar al canino que la agredió y a su propietario.
La sentencia de primera instancia hizo lugar a la demanda condenando al dueño del animal a abonar a la accionante la suma de 41.812 pesos. La decisión se dio en los autos “P., P. I. contra G., U. F. s/ daños y perjuicios”.
Contra dicha decisión se alzó el demandado, quien se agravió en relación a la responsabilidad y en la inexistencia de causalidad en los daños.
Asimismo, destacaron que el perro del demandado “no llevaba puesta protección alguna en su hocico" cuando estaba con el paseador, "pues de haber tenido colocado el bozal hubiese sido imposible que el Pitbull mordiera a alguien y esa era, entonces, la única respuesta posible del paseador”.
En este escenario, los jueces de Alzada analizaron el caso bajo la aplicación del Código Civil derogado y concluyeron que “no se probó eximente de responsabilidad alguno” y que “el factor de atribución que objetivamente responsabiliza al dueño o guardián del perro se impone”.
Asimismo, destacaron que el perro del demandado “no llevaba puesta protección alguna en su hocico" cuando estaba con el paseador, "pues de haber tenido colocado el bozal hubiese sido imposible que el Pitbull mordiera a alguien y esa era, entonces, la única respuesta posible del paseador”.
“Es este un detalle que no pudo pasársele por alto, máxime considerando la gran cantidad de años de experiencia que posee en esa actividad”, concluyeron.