Se presentó el primer informe nacional que analiza la violencia de género en política en las redes sociales. Para la investigación se analizaron más de 300 mil posteos utilizados durante la última campaña electoral para determinar los tipos de agresiones que recibieron distintas candidatas.
El Observatorio Julieta Lanteri de Fundeco, el Equipo Latinoaméricano de Justicia y Género -ELA- y el Observatorio Electoral de COPPAL presentaron el informe Violencia contra las Mujeres y Disidencias en Política a través de Redes Sociales. En el mismo se analizó y sistematizó las cuatro manifestaciones de violencia machista que padecieron las candidatas mujeres e identidades feminizadas, durante la campaña electoral del 2019.
Para llevar a cabo la investigación se monitorearon las redes de diferentes candidatas como Cristina Fernández de Kirchner, María Eugenia Vidal, Victoria Donda, Silvia Lospenatto y Myriam Bregman, y se analizaron 343.845 tweets. De ellos, 16.748 contenían agresiones o referencias a mensajes con contenido de violencia machista en la política.
En Argentina, la Ley 26.485 tipifica a a la violencia política como uno de los tipos de violencia contra las mujeres, cuando desaliente o menoscabe el ejercicio político o la actividad política de las mujeres, pudiendo ocurrir en cualquier espacio de la vida pública y política, tales como instituciones estatales, recintos de votación, partidos políticos, organizaciones sociales, asociaciones sindicales, medios de comunicación, entre otros.
El informe alerta que el 54% de estas agresiones se llevaron a cabo en forma de expresiones discriminatorias, seguido por acosos (25%), amenazas (16%) y campañas de desprestigio (5%). "Es importante destacar que las expresiones discriminatorias, se basaron en roles y mandatos de género, el menosprecio de capacidades y las alusiones al cuerpo y a la sexualidad", advirtieron desde el observatorio.
Para el estudio también se observaron más de 300.000 mensajes en las distintas redes sociales y encontraron más de 15.000 con algún tipo de agresión. Desde físicas, donde destacaron la utilización de términos como "matar, muerta, quemar, quemada, ahogar, ahogada, asfixia"; hasta de desprestigio, donde las palabras claves fueron "piquetera, montonera, troska, chorra, kuka, korrupta, corrupta, oportunista, ladrona, deja de robar, lacra, feminazi, abortera".
Al respecto, se resaltó que "aquellos perfiles de candidatas que además de ser mujeres o disidencias haciendo política, tienen otras características como ser jóvenes, de izquierda, feministas o con alguna característica disruptiva de los estereotipos, roles y mandatos de género, reciben mayor cantidad de comentarios violentos, y su contenido es más intenso y brutal".
Dentro de las agresiones que fueron consideradas expresiones discriminatorias, el 39% se vincula con roles y mandatos de género, el 34% con el menosprecio de capacidades y el 27% son alusiones al cuerpo y a la sexualidad.
Las investigadores afirman que "los comentarios de violencia que menosprecian nuestras capacidades buscan desde la práctica performativa del discurso reforzar el estereotipo que nos ubica subordinadas y recluidas en el ámbito privado”.
En el caso de los comentarios referidos al aspecto físico lo que se busca es “objetivar su presencia en el ámbito público a partir de su acercamiento o distancia respecto de los ideales hegemónicos de belleza” al tiempo que invisibilizan o desvalorizan sus habilidades políticas".
Al igual que sucede con la violencia contra las mujeres en política en general, "las manifestaciones de violencia machista en redes adquieren una doble intencionalidad, ya que por un lado buscan desgastar y desalentar a las candidatas en su afán de participar de las elecciones; pero al mismo tiempo tienen el objetivo de disciplinar al colectivo más amplio de mujeres y disidencias, mostrando que la política sigue siendo un espacio de varones, y por lo tanto patriarcal".
En Argentina, la Ley 26.485 tipifica a a la violencia política como uno de los tipos de violencia contra las mujeres, cuando desaliente o menoscabe el ejercicio político o la actividad política de las mujeres, pudiendo ocurrir en cualquier espacio de la vida pública y política, tales como instituciones estatales, recintos de votación, partidos políticos, organizaciones sociales, asociaciones sindicales, medios de comunicación, entre otros.
Integraron los equipos de investigación Lucía Martelotte, Ximena Cardoso Ramírez, Paula Rey, Macarena Kunkel Fioramonti, Dolores Gandulfo, Irene Ascoli, Elisa Ichaso, Florencia Scasso, Sofía Santamarina, Manuel Zapico, Lorena González, Agustina Gradin y Karina Iummato.