Un informe del Ministerio Público Fiscal reveló que persiste una brecha de género entre los cargos de mayor jerarquía. El porcentaje de mujeres fiscales sólo alcanza un 26 por ciento.
El Mapa de Género del Ministerio Público Fiscal reveló que el organismo sigue teniendo una repartición equitativa de los cargos entre varones y mujeres. De un total de 5273 cargos, alrededor de 2638 son mujeres y 2635 varones.
Sin embargo, el relevamiento por cargos muestra una persistencia de obstáculos que impiden mantener esta paridad en toda la pirámide institucional, en especial en los cargos de mayor jerarquía.
Esta situación se evidencia en los cargos de procuradores y fiscales, como también en el escalafón de funcionarios. Este último refleja que un 53 por ciento de mujeres frente a un 47 por ciento de varones, pero al discriminar los cargos más altos dentro de este grupo -secretarias/os de la Procuración- el porcentaje de mujeres desciende al 26 por ciento y en el siguiente -secretarias/os letradas/os -en el mapa figuran como secretarias/os de la Procuración Fiscal ante la Corte-, el porcentaje de mujeres es del 41 por ciento.
Asimismo, el porcentaje de mujeres fiscales sólo alcanza un 26 por ciento, y si se realiza un recorte de fiscales ante órganos de segunda instancia y procuradores ante el Máximo Tribunal, ese número desciende a un 18 por ciento.
Una situación similar ocurre en el Mapa de Género de la Justicia argentina que elabora anualmente la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que dejó a la luz la brecha de género en los cargos de magistrados.
Asimismo, el porcentaje de mujeres fiscales sólo alcanza un 26 por ciento, y si se realiza un recorte de fiscales ante órganos de segunda instancia y procuradores ante el Máximo Tribunal, ese número desciende a un 18 por ciento.
El informe fue elaborado con datos relevados por la Secretaría General de Administración y Recursos Humanos del organismo, con el objetivo de monitorear la variación en la composición del personal en base al género y diseñar estrategias de trabajo que redunden en una composición más equitativa entre hombres y mujeres en la estructura, en especial en las máximas jerarquías.