La Cámara Federal de Mar del Plata al revisar esos dos procesamientos analizó las consecuencias jurídicas del desempeño periodístico y del trabajo del fiscal en el enmarañado caso D’Alessio. FALLO COMPLETO
El fallo separó delito y periodismo, beneficiando a Daniel Santoro, a quien le dictó la falta de mérito y, en un segundo escalón, separó también imprudencia de delito, beneficiando en este caso al fiscal Carlos Stronelli, que seguirá procesado.
Quienes fueron espectadores durante los últimos 22 meses del “D’Alessio Gate”, recibieron por primera vez una mirada que tiene más de jurídico que de político.
Lo que se inició en febrero de 2019, antes de las elecciones presidenciales, con la comprometedora foto del fiscal con el impostor D’Alessio, que obtuvo el denunciante, Pedro Etchevest, derivó en una mega causa hiper politizada.
La libertad de expresión que todos se vanaglorian defender, esta vez obtuvo un respaldo concreto que va más allá de que cada uno pueda decir lo que quiera, para avalar también la manera en la que el periodista investiga y consigue la información que luego publica.
Al parecer hizo falta que Santoro transpirara lo suficiente para que el periodismo en general recibiera una salvaguarda tan importante para el desarrollo de su tarea.
Por otra parte, la decisión de la Cámara sobre la situación procesal del fiscal Stornelli, también arroja un análisis interesante. Si bien avala las imputaciones del juez federal de Dolores en cuanto al resbaladizo intercambio que mantuvo con Marcelo D’Alessio, relacionado a prácticas repudiables sobre la vida privada de gente de su entorno, descarta todas aquellas que podrían tener que ver con la alteración de su tarea como fiscal.
A la Cámara no le interesan los pormenores de su relación con el falso abogado D’Alessio, siempre y cuando esto no haya tenido impacto concreto en las causas en las que el fiscal intervenía. Con este fallo dejó como materia opinable la manera en que el fiscal se entusiasmó en el ejercicio de su tarea, manteniendo conversaciones con quien a la postre resultó un extorsionador.
Hay un espécimen astuto y oscuro que desde antaño recorre los pasillos de los tribunales. No es una figura nueva aunque en estos días se puso casi de moda. Me refiero al "girador" o falso influyente que se arroga contactos, familiaridades y capacidades para lograr algún objetivo non-sancto. Estafadores existen y existieron en diferentes actividades, pero en el campo de la Justicia moderna esto es especialmente perturbador, porque es el espacio donde la sociedad dirime los conflictos.
Así como la actividad periodística recibió con alivio la revocación del procesamiento de Daniel Santoro, Comodoro Py también hace beneficio de inventario con lo decidido sobre Stornelli. El acusador público aparecía enredado en un montón de delitos que comprometían las causas en las que intervenía, pero con esta decisión quedó más que claro que los de afuera son de palo. Lo que importa realmente es lo que sucede en los expedientes y que las zancadillas que logren hacer audaces operadores, son “accidentes” periodísticos pero no penales.
La consecuencias sobre la polémica aparición de Marcelo D’Alessio en círculos judiciales ya había sido advertida en el mes de febrero de 2019 por un experimentado juez porteño tras conocerse el contenido de la producida conversación entre el extorsionador y Pedro Echebest: "hay un espécimen astuto y oscuro que desde antaño recorre los pasillos de los tribunales. No es una figura nueva aunque en estos días se puso casi de moda. Me refiero al "girador" o falso influyente que se arroga contactos, familiaridades y capacidades para lograr algún objetivo non-sancto. Estafadores existen y existieron en diferentes actividades, pero en el campo de la Justicia moderna esto es especialmente perturbador, porque es el espacio donde la sociedad dirime los conflictos”.
Con esa misma mirada los camaristas de Mar del Plata, Eduardo Jiménez y Alejandro Tazza supieron separar la paja del trigo.