Tal como adelantó Diariodeljuicio.com en horas tempranas, De Gamas quedó detenido a disposición del juez de turno luego que los jueces entendieran que había mentiras y mendacidad en su declaración, de más de 16 horas, en las que hubo un careo caliente entre el testigo y el preso clave del caso, Carlos Telleldín y mucha presión para que el funcionario judicial hablara de lo que sabía y no estaba en los papeles del intricado expediente judicial.
Luego, ya entrada la tarde de hoy, De Gamas recuperó su libertad, tras 16 horas de declaración y algo más de nueve de detención, en la comisaría 46 de la Policía Federal. Lo liberó el juez Rodolfo Canicoba Corral, luego de indagarlo en orden al delito de falso testimonio.
Fuentes del Tribunal Oral 3 confirmaron que la decisión de detener al testigo por falso testimonio fue madurando a lo largo de la jornada y fue tomada por unanimidad por los tres camaristas, que se basaron en las "respuestas reticentes" de De Gamas sobre varios puntos, en especial todo lo que sucedió antes de la declaración de Telleldín del 5 de julio de 1996, cuando involucra a los policías bonaerenses y si recibió o no dinero antes de esa declaración.
Además, los jueces quedaron disconformes con las explicaciones sobre los videos que figuran como prueba en la causa y donde se ve a Telleldín hablando sobre lo que declararía días después en el expediente con Galeano y otros empleados judiciales, entre ellos, De Gamas.
"Ya sabemos lo que dice el video y lo que usted firmó en el expediente, ahora yo le pido que me cuente lo que no está escrito", le dijo anoche en la audiencia el juez Larrambebere a De Gamas, pero no logró quebrar la férrea resistencia del testigo, que se remitía una y otra vez a lo que figura en la causa. Esa actitud habría sido un poderoso catalizador de la decisión de los jueces, que entendieron que, por la relación directa con el juez, De Gamas no podía desconocer los detalles que se le pedían.
Sin embargo, algunos pisos más abajo y en los pasillos del edificio se criticó muy fuerte la decisión de los jueces del Tribunal Oral. "Es una decisión arbitraria, le creyeron a un convicto con 9 condenas (en referencia a Telleldín) y no a un funcionario judicial", repetían. Así, los que atacaban la decisión entendieron que en el TOF 3 le dieron crédito al sindicado partícipe necesario, quien aseguró que De Gamas era un "mentiroso" en una destemplada intervención que provocó que lo desalojaran de la sala.
"Mentira, mentira", explotó el enano, desde la última fila de la sala. "Miente, él me hizo el segundo pago. El abrió la caja fuerte y me mostró el dinero", gritó Telleldín cuando De Gamas argumentaba que no sabía nada del pago de 400.000 pesos a Telleldín, justo antes de su declaración contra los policías.
El enano ya dijo en el juicio que cobró pero no mintió, pero los defensores de los policías acusados hacen enormes esfuerzos para que el tema del pago aparezca en el centro y los jueces concluyan lo contrario: que el doblador de autos recibió dinero a cambio de una declaración inventada.
"Telleldín primero dijo que no cobró, después dijo que sí, después de nuevo que no y llega al juicio y dice que sí otra vez", dijeron los detractores de la decisión de Pons, Larrambebere y Gordo. "No se entiende por qué le creen a un tipo que está sentado ahí por todo lo que mintió", en referencia a las idas y vueltas de Telleldín en torno al armado de la camioneta Trafic -que él niega- pero que fueron valoradas por el juez Galeano como indicio de la participación necesaria del enano en el atentado.
Sin embargo, en el TOF anotaron más razones para la decisión de detener a De Gamas y ninguna vinculada con las acusaciones de Telleldín en plena audiencia. Indicaron por ejemplo que el ex funcionario del Juzgado Federal 9 no explicó la situación del ex representante de Telleldín, Gustavo Semorile, quien declaró como testigo de identidad reservada, también como testigo con nombre y apellido, y muchos consideran, debería estar acusado por los sobornos de los policías a Telleldín. "Dijo que no sabía siquiera que Semorile era testigo protegido, eso no es creíble", graficaron.
Contrapuntos calientes
En la extensa sesión y más allá del careo caliente con Telleldín, hubo varios abogados que eligieron presionar a fondo a De Gamas, que a medida que avanzaba la audiencia se limitó cada vez más a tomar agua, realizar varios silencios y contestar con monosílabos. Y el enojo de los abogados cruzó por encima de las diferencias entre defensores y acusadores, aunque por razones distintas.
En el caso de la fiscalía, fue José Barbaccia el que apabulló al testigo con una catarata de preguntas, buscando horadar una definición inicial de De Gamas: qué fiscales y juzgado trabajaron siempre codo a codo y conociendo a fondo lo que se hacía en cada dependencia. La actitud del fiscal revela de una vez que las cosas están muy tensas entre las oficinas del cuarto y quinto piso, donde todavía no se quitan el sabor amargo de la decisión de Galeano de no atender los pedidos de captura internacionales solicitados en base al informe de la SIDE.
Tampoco tuvo contemplaciones el abogado de Memoria Activa, Pablo Jacoby, quien interrogó al testigo sobre el mecanismo de mantener legajos paralelos al expediente principal. "Yo le rogué, le supliqué varias veces que me dejara ver esos legajos", le dijo Jacoby a De Gamas, pero el testigo se mantuvo en sus trece: "no me acuerdo", aseguró.
Mañana, a partir de las 9 y media, la audiencia se retomará con la declaración de otro funcionario judicial, también muy cercana al juez Galeano: la secretaria federal Susana Spina, será un nuevo round en una batalla que, tras el arresto de De Gamas, mantendrá en vilo a todo el edificio de los tribunales federales.