El damnificado fue Daniel Ramón Genovesi, chofer de la Iglesia Anglicana en la Argentina, que fue secuestrado por un grupo de personas cuando dejaba en su domicilio del barrio porteño de Colegiales a Gregory James Venables, arzobispo para América Latina de esa congregación.
El prelado denunció luego a la policía de la zona que diez minutos después del hecho recibieron una llamada en la que una voz masculina la reclamó que entregara 5.000 dólares a cambio de la vida y la libertad de Genovesi.
Luego, en sucesivas llamadas, los secuestradores le ordenaron entregar le dinero “a las tres de la mañana” cerca de la estación de trenes de José León Suárez. Hasta allí llegó Venablez, en un Peugeot 405 que simulaba ser un remís, pero era en realidad un auto policial con el jefe de la División Delitos Complejos de la Policía Federal, Carlos Alberto Sablich, al volante.
También llegaron al lugar otros policías encubiertos, quienes después de un breve tiroteo lograron detener a uno de los miembros de la banda, mientras otros dos sospechosos lograron escapar.
Enseguida, el detenido dijo conocer el lugar donde estaba detenido Genovesi, una villa de la zona, que fue allanada por la policía poco después. Allí se encontró al secuestrado en una casilla. El miembro de la banda que lo vigilaba escapó poco antes.
Además de secuestro extorsivo, Galeano procesó al detenido por el delito de “robo con armas”, por el robo del vehículo de Genovesi y otros elementos que había en el auto que no fueron hallados.
En los considerandos del procesamiento, Galeano explicó que en los casos de secuestro extorsivo “son dos las personas cuya libertad se lesiona: el sujeto pasivo de la extorsión, a quien se obliga a una prestación a la que no está obligado y a la persona a quien se secuestra”.