La Justicia de Córdoba autorizó que una mujer soltera adopte a una niña de tres años. El fallo destacó que la filiación “es un acto simbólico que nombra a un niño como hijo de alguien, y va mucho más allá del acto de engendrar”.
En los autos “B., S. M. – Adopción plena”, el Juzgado de Niñez, Juventud Violencia Familiar y Penal Juvenil de Bell Ville autorizó que una mujer soltera adopte a una niña de tres años, que estaba bajo el cuidado de una familia de acogimiento.
También se le agregó un segundo nombre a la menor a pedido de la mujer, ya que no cambia la identidad de la niña, sino que, por el contrario, la refuerza, explicó la jueza Noelia Azcona.
En marzo de 2022, la madre adoptante solicitó la adopción plena de la menor para consolidar legalmente el lazo desarrollado a lo largo de esos ochos meses. De acuerdo al informe presentado por el equipo técnico, en la familia adoptante se observó un “clima de amabilidad y satisfacción” con la incorporación de la niña, y remarcan que su proceso de adaptación “fue consolidándose de manera progresiva y sostenida, sin evidenciar dificultades, por el contrario, se ha mostrado más afianzada en la interacción con todo el grupo familiar”.
Sobre el nombre, la sentenciante destacó que el hecho de adicionar un segundo nombre “no parece opacar sus orígenes, sino más bien agregar más elementos, más opciones, lo cual da cuenta de esta nueva etapa de su vida”.
En este escenario, la magistrada destacó que la filiación no está basada en lazos sanguíneos, sino que “es un acto simbólico que nombra a un niño como hijo de alguien, y va mucho más allá del acto de engendrar”.
Sobre el nombre, la sentenciante destacó que el hecho de adicionar un segundo nombre “no parece opacar sus orígenes, sino más bien agregar más elementos, más opciones, lo cual da cuenta de esta nueva etapa de su vida”.
“Que considero que la niña cuando sea más grande podrá elegir entre los dos nombres, contando con ambas opciones. Asimismo, ambos nombres dan cuenta de sus orígenes, puesto que al primer nombre se lo eligió su mamá biológica y al segundo solicitó agregarlo su mamá adoptiva. Considero que esta situación redunda en beneficio de la niña, quien a través de sus nombres podrá también reconstruir su historia vital y dar cuenta de sus orígenes”, concluyó.