Dos Santos había llegado al juicio oral detenido para garantizar la realización del proceso, ya que en su momento se había escapado y fue capturado luego en Suiza, desde donde fue extraditado.
Como la condena es apelable y por ende no está firme -explicaron fuentes judiciales- los jueces decidieron liberarlo inmediatamente, a pesar de que entendieron que había cometido el delito por el que llegó a juicio.
Los jueces sentenciaron a Dos Santos porque concluyeron que mintió en su declaración del 12 de noviembre de 1994 ante efectivos del Departamento Protección del Orden Constitucional (DPOC) de la Policía Federal.
En esa oportunidad, Dos Santos contó sus vínculos con la iraní Nasrim Mokhtari, y dio detalles sobre el accionar de una supuesta “célula dormida” del fundamentalismo musulmán, que actuó en Buenos Aires para consumar el atentado contra la AMIA.
Pero para los querellantes las cosas fueron justo al revés. La DAIA, AMIA y el grupo de Familiares y Amigos de las Víctimas del atentado, creen que esa fue la oportunidad en que Dos Santos dijo la verdad y llegaron al juicio convencidos que mintió luego, cuando se desdijo parcialmente ante el juez Juan José Galeano, poco días después.
Para la abogada de la DAIA, Marta Nercellas, en esta resolución del TOF 5, “existe una contradicción con lo probado en la causa AMIA”. La querellante aseguró que “Wilson habla de una barrio árabe en la Triple Frontera y otros puntos que fueron confirmados en la resolución” que el juez Galeano firmó hace algunas semanas, donde reclamó a Interpol una serie de capturas internacionales de ex diplomáticos de Irán.
El Tribunal, en cambio, avaló la tesis del fiscal Ernesto Rizzi, quien la semana pasada aseguró en su alegato que Dos Santos “ha mentido y mentido siempre” y lo calificó como “un trotamundos vividor que no hizo otra cosa que vivir de lo que podía rapiñar”.
Al final habló
Antes de conocer el veredicto, Dos Santos aprovechó las “últimas palabras” que se le concede a todo encausado al final de un juicio oral para insistir con su inocencia. Dijo que toda la versión que brindo ante la Policía obedeció a que "estaba escribiendo un libro", y buscaba que un periodista brasileño comprara la historia.
También aseguró que nunca supo que sus dichos en el DPOC tenían carácter de declaración judicial y le echó la culpa al periodista Mario Chimanovich, un personaje clave en este trama que gambeteó la citación como testigo.
También aseguró que no tenía información previa sobre el atentado y le restó importancia así a sus propios dichos en el consulado argentino en Milán, donde poco antes del ataque contra la AMIA adelantó con datos sugestivamente precisos lo que se venía.
Hablando en voz muy baja y asistido por una traductora de portugués, Dos Santos aseguró hoy que "no" previó ningún ataque, y tampoco supo "nada" al respecto.
Así, Dos Santos habló pero no dijo nada de lo que se esperaba. Más tarde, mientras se leía la sentencia las madres de dos de las 85 víctimas del atentado vieron con amargura desde la última fila de los asientos destinados al público cómo se desvanecía en el aire otro cabo suelto del caso AMIA.