Lo hizo a través de una carta que envió a los presidentes de los bloques parlamentarios de la Unión Cívica Radical que se refiere fundamentalmente al fallo que debe dictar la Corte sobre la constitucionalidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final dictadas mientras él fuera presidente.
En relación a los recientes relevos en la cúpula de las Fuerzas Armadas opinó que era obviamente potestad del Presidente aunque deslizó: “me atrevo a expresar cierta extrañeza por la magnitud de los relevos y a lamentar que algunos hombres brillantes hayan tenido que pasar a situación de retiro”.
"El señor Presidente, si llegare a la conclusión de que estas leyes no debieron existir nunca, podrá poner en conocimiento de los hechos al señor Procurador General de la Corte para que solicite la declaración de nulidad ante la Corte Suprema de Justicia, con los fundamentos que pudiere considerar procedentes e invocando, si lo considerare oportuno, mis declaraciones sobre las condiciones en que fueron promulgadas estas normas, y muy especialmente el temor de perder la democracia", y reclamó que "el análisis de la validez o nulidad de estas dos leyes debe hacerse hoy al margen de una puja o conflicto de poderes, y resolverse conforme a la íntima convicción de los máximos responsables de los poderes de la República".
En su reflexión Alfonsín reconoce que “se plantea que dichas leyes serían no sólo inconstitucionales sino también “nulas”, porque de acuerdo con reglas consuetudinarias del derecho internacional los delitos de “lesa humanidad” o “contra la humanidad” deben ser siempre castigados, y nada puede oponerse a ello, ni la prescripción, ni el perdón, ni ninguna clase de amnistía”.
“No sé como se va resolver este conflicto entre una norma internacional que se dice imperativa para todos los estados y el derecho de los pueblos a “autodeterminarse”, a decidir el mejor modo de resolver sus transiciones democráticas. En América del Sur, casi todas las transiciones se efectuaron con alguna forma de pacto con los dictadores. No las critico, pero afirmo que en la Argentina, no”, dijo el ex presidente.
“Además se actuó de una manera que no reconoce antecedentes históricos, en la búsqueda de penalizar las violaciones anteriores. Todas las naciones modernas europeas se han construido a partir de amnistías tan amplias que comprendieron, en su momento, a nazis, fascistas, franquistas, colaboracionistas, y a represores de Argelia, del Congo, de Indonesia, de Angola y de Mozambique”, concluye entre otras puntualizaciones.