El Juzgado de Primera Instancia de Violencia Familiar y de Género de Tercera Nominación de Salta condenó a un arzobispo, un obispo emérito y dos sacerdotes por violencia de género, en perjuicio de las hermanas Carmelitas Descalzas del convento San Bernardo.
Así se ordenó notificar al Papa Francisco de la decisión - vía el delegado pontificio-,como también se intimó a los denunciados a realizar tratamiento psicológico con perspectiva de género y capaciones vinculadas a la temática.
En el caso se denunció que las religiosas fueron víctimas de hechos de violencia de género del tipo, físico, psicológico y económico. Incluso realizaron denuncias a la Santa Sede, sin resolución a la fecha de la denuncia ante la Justicia.
Tras analizar el caso y los testimonios, la jueza Carolina Cáceres Moreno advirtió en los denunciados "el desconocimiento tanto de la normativa vigente en la materia como de la conceptualización de la violencia de género y perspectiva de género", para quienes es una cuestión de “sensibilidad de la denunciantes... paranoia... ideología... desobediencia... de carácter o mal humor...”, lo que para la magistrada es de “suma gravedad en autoridades eclesiásticas”.
Además, la jueza instó a las denunciantes a realizar retiros y/o ejercicios espirituales para abordar psicológicamente las consecuencias del maltrato sufrido.
En la sentencia, la magistrada detalló los hechos de violencia: "la obstrucción/demora/negativa en la elección de la Priora y el préstamo de dinero al Obispo sin devolución a la fecha, lo que configuró violencia de género del tipo psicológica y económica", entre otras situaciones.
“Por esto, considero fundamental que aquellos no sólo inicien tratamiento psicológico a fin de que modifiquen patrones de comportamiento y de vinculación, sino que también sean capacitados en materia de género a través del Observatorio de Violencia contra las Mujeres de la Provincia de Salta”, profundizó la sentencia.
Además, la jueza instó a las denunciantes a realizar retiros y/o ejercicios espirituales para abordar psicológicamente las consecuencias del maltrato sufrido.