El Juzgado Civil, Comercial, de Conciliación y Familia de 1° Nominación de la ciudad de Cosquín, a cargo de Carlos Fernando Machado, autorizó la rectificación registral del nombre de pila de una persona y el género que constaba en su documento nacional de identidad con la finalidad de adecuarlos a su identidad de género actual.
De este modo, la persona registrada de género masculino, ahora será inscripta de género femenino. En su presentación, la solicitante relató que fue asignada con el género femenino, pero en la adolescencia decidió cambiar de género y esta decisión fue apoyada por sus progenitores, quienes consintieron el cambio de género ante el Registro Civil. Así fue que rectificó su nombre de género masculino. Años más tarde, optó por volver a su género de nacimiento y recuperar su nombre femenino.
Al respecto, el juez Machado señaló que, conforme al artículo 69 del Código Civil y Comercial, el cambio de prenombre o apellido sólo procede si existen “justos motivos”, entre los que puede considerarse, la afectación de la personalidad de la persona interesada.
Vale recordar que la Ley 26.743 consagra el derecho de toda persona al reconocimiento de su identidad de género, al libre desarrollo de su persona conforme a ella, a ser tratada de acuerdo con esa identidad y, en particular, a ser identificada de ese modo en los instrumentos que acrediten su identidad respecto al nombre de pila, imagen y sexo con los que allí es registrada.
“El derecho a la identidad de género no solo se encuentra consagrado a través de la normativa nacional, sino que también, encuentra su respaldo en la normativa internacional que forma parte del bloque de constitucionalidad consagrada en el art. 75 inc. 22 de la Constitución Nacional. Así las cosas, se advierte que la Convención Americana de Derechos Humanos, pese a no tener un reconocimiento expreso de este derecho, surge de la interpretación armónica y actual del principio de igualdad ante la ley y no discriminación (art. 1.1), el libre desarrollo de la personalidad (art. 7 y 11.2), el derecho a la privacidad (art. 11.2), y el derecho al nombre (art. 18)”, agregó el magistrado cordobés.
De este modo, el juez concluyó “en la actualidad y fruto de una decisión personal, libre y razonada, la solicitante se autopercibe como mujer, por lo que su documentación debe reflejarlo, siendo su nombre de origen y su sexo femenino el que debe figurar allí consignado, a los fines de reconocer su identidad y garantizar el desenvolvimiento en los diferentes ámbitos de su vida en forma plena y tranquila”.
También recordó que la Corte Interamericana de Derechos Humanos en la Opinión Consultiva 24/17 ha concluido que “el derecho de las personas a definir de manera autónoma su propia identidad sexual y de género se hace efectiva garantizando que tales definiciones concuerden con los datos de identificación consignados en los distintos registros, así como en los documentos de identidad. Lo anterior se traduce en la existencia del derecho de cada persona a que los atributos de la personalidad anotados en esos registros y otros documentos de identificación coincidan con las definiciones identitarias que tienen de ellas mismas y, en caso de que no exista tal correspondencia, debe existir la posibilidad de modificarlas”.
Para el senteciante, “la identidad de género se construye a partir del conjunto de experiencias, acciones y comportamientos vividos por una persona a lo largo de sus años; por lo que, en el proceso de reconocimiento de dicha personalidad, puede suceder que las percepciones subjetivas de su propio género difieran en función de dichas vivencias”.
Agregó que esta variación experimentada en la intimidad de la persona no puede constituir un obstáculo para rechazar la rectificación registral solicitada, y el hecho de que sus documentos de identificación personal no reflejen su autopercepción supone un “justo motivo” para acceder a la modificación solicitada.
De este modo, el juez concluyó “en la actualidad y fruto de una decisión personal, libre y razonada, la solicitante se autopercibe como mujer, por lo que su documentación debe reflejarlo, siendo su nombre de origen y su sexo femenino el que debe figurar allí consignado, a los fines de reconocer su identidad y garantizar el desenvolvimiento en los diferentes ámbitos de su vida en forma plena y tranquila”.