En más de cinco horas de declaración, el polémico testigo “C” del caso AMIA insistió en que un supuesto enviado del gobierno argentino pidió 10 millones de dólares para no involucrar a Irán. Dijo que Teherán accedió a pagarlos, pero aclaró que no sabe si la operación se concretó.
El polémico Abolgashem Mesbahi brindó una extensa declaración vía videoconferencia desde la embajada argentina en Berlín, Alemania, y –en líneas generales- ratificó sus dichos anteriores sobre la forma en que se efectuó el atentado contra la AMIA e insistió con una supuesta coima reclamada por un también supuesto emisario del gobierno argentino para no denunciar el vínculo de Irán con el terrorismo.
Cuarenta y cinco años, retacón, morocho, de barba candado y anteojos, el arrepentido iraní señaló a Irán como el responsable máximo del ataque y al ex agregado cultural Moshen Rabbani como su más directo ejecutor y después ratificó que un autoproclamado “enviado especial” del gobierno argentino pidió diez millones de dólares para el “bolsillo” de Carlos Menem, a cambio de no culpar a Teherán por los ataques terroristas, aunque enseguida aclaró que no sabe si el pago se efectuó.
“Dijo que era del entorno del ex presidente Menem, se hacía llamar enviado especial", contó Mesbahi, y aclaró que Irán jamás confirmó si realmente ocupaba algún puesto oficial” aunque al presidente iraní, por ese entonces Ali Akbar Parvaresh, dijo que el pago podía realizarse “si con eso se acababa el problema”.
Enseguida, Mesbahi, aclaró que su información sobre el tema se basa en el relato que le hizo el entonces viceministro de Informaciones de Irán Sayed Eslami en 1995. Según “C”, este funcionario fue degollado hace poco más de un año.
Después, como ya ocurrió en su última declaración, en diciembre pasado, Mesbahi no logró reconocer en fotos al supuesto enviado menemista, que, según una sospecha del ministerio de Justicia, sería el fallecido ex agregado cultural de Argentina en Irán, Carlos Lelli.
Ahí fue cuando el fiscal Alberto Nisman lo confrontó con sus declaraciones anteriores, en especial la de México en el año 2000, donde se lee textualmente que “se utilizó la cuenta bancaria” de Irán en un banco de Ginebra, Suiza, “para pagarle a Menem”. Hoy dijo que no le consta si el pago se realizó. “Eso es un error de traducción”, dijo gesticulando seguro.
Sin contacto local
También, el testigo desestimó que “residentes” en la Argentina hayan estado al tanto de la realización del atentado. “No recuerdo ningún acto terrorista que el servicio de inteligencia haya dado información directa” a residentes en el país donde se realiza el ataque.
“No les informan en absoluto que esa camioneta va a ser utilizada para un operativo”, dijo Mesbahi, con aire despreocupado y gesto seguro. Fue el tramo donde los defensores de los acusados de proveer la Trafic fatigaron sus anotadores y luego, en los pasillos, cantaban victoria.
Es que, justamente, a los cinco supuestos partícipes necesarios del atentado se los acusa de colaborar proveyendo la Trafic a sabiendas que sería usada en el atentado terrorista.
Más adelante, tras el almuerzo y en el último tramo de la declaración, el querellante por la AMIA, Juan José Ávila intentó obtener del testigo (a esa altura algo irritado y con signos visibles de cansancio) algunas precisiones, pero “C” se mantuvo en sus trece.
“¿Infiltraban a la policía?”, preguntó el querellante. “Se infiltraban para obtener información, principalmente de los disidentes iraníes en la Argentina”. Y agregó: “para colaborar en el ataque, no estaban infiltrados”.
Conductor suicida
Más adelante, Mesbahi –de impecable traje negro, corbata amarilla y camisa blanca- confirmó que hubo un conductor suicida en el ataque terrorista. “El atentado a la AMIA fue un ataque suicida”, remarcó y más adelante detalló que “el grupo ejecutor participaron iraníes, libaneses y tal vez un iraquí”, aunque aclaró que este último era un dato “no confirmado”.
Enseguida –siempre asistido por una traductora de la Cancillería y bajo la atenta mirada del secretario del TOF 3, Eduardo Chittaro- sustentó algunas definiciones que agentes de la SIDE defendieron en el juicio, sobre la forma en que se organizó el atentado y cómo se obtuvieron algunos componentes del explosivo.
Así, Mesbahi dijo que “la van (camioneta) fue alquilada” por “alguien vinculado a Rabbani o por el mismo, el tenía las fuentes para manejar todo este tema”, precisó y dijo que conoció esa información a través de Hamid Kamali, el “jefe de logística” de la operación que terminó en el atentado.
También habló de los explosivos “llegó a través de una empresa fachada en Brasil” y advirtió que el explosivo que se envió “no era sólo para un solo hecho, quizás hay mucho más material para el futuro”.
Así, coincidió con el informe que la SIDE le entregó al juez Juan José Galeano en enero último y defendió Antonio Stiusso en el juicio que “el C-4 y el TNT” que se habría usado como iniciador del explosivo, entraron por Brasil provenientes de Colombia. Stiusso por estas horas está en Berlín, según confirmaron fuentes de inteligencia.