En la resolución judicial de 133 carillas, que Diariojudicial.com publica íntegra, el juez señaló que la dictadura estableció dos sistemas para reprimir el accionar terrorista, una a través de las leyes y otra por órdenes verbales secretas, para “detener y mantener oculto al individuo, torturarlo a fin de obtener información y, eventualmente, matar haciendo desaparecer el cuerpo o fraguar enfrentamientos que justificaran esas muertes”.
Cuando prestó declaración indagatoria, Simón aseguró que sólo “llevaba resmas de papel” en la sede del Primer Cuerpo y negó su responsabilidad en los hechos. Sin embargo, el juez dio por probado que el represor participó en interrogatorios, “muchos de los cuales fueron acompañados de tormentos físicos”.
Los detenidos, “fueron sometidas a golpes de todo tipo, paso de corriente eléctrica, simulacros de fusilamiento, asfixia, encontrándose atadas e indefensas ante esas circunstancias”, remarcó Canicoba.
Simón, de 63 años y detenido en la cárcel de Marcos Paz, estaba a cargo de la denominada subzona 1 del Primer Cuerpo de Ejército, que tenía el control operacional sobre interrogatorios con torturas cometidas en cárceles clandestinas.
Entre otros testimonios, el juez cita el del sobreviviente Mario Villani, quien cuenta la forma en que Simón se ensañaba con algunos de los detenidos: “el Turco Julián tenía a su cargo el caso de un joven militante comunista, maestro y judío” y continúa el relato: “Julián, que llevaba una cruz svástica colgando del llavero, estaba en una cruzada personal contra los judíos”.
En esta causa ya hay una veintena de procesados con prisión preventiva rigurosa. La mayoría son policías de la provincia de La Pampa y también hay ex efectivos del Ejército y de la Fuerza Aérea. La mayoría están listos para llegar a juicio oral, señalaron fuentes judiciales.