Todo comenzó cuando la señorita N.T., enrolada en el Regimiento de Caballería Tanques 9, con asiento en Puerto Deseado decidió presentarse a la Justicia para que el Ejército sea obligado a entregarle los resultados de los análisis en el que le diagnosticaron “SIDA”, algo que en otros laboratorios y exámenes clínicos fue descartado.
La demandante explicó que el diagnóstico de “SIDA” le fue confirmado en el Hospital Militar de Comodoro Rivadavia, en tanto que voceros judiciales ratificaron que “la mujer y su pareja presentaron un recurso de amparo para saber qué pasó con esos análisis que le daban HIV en la sangre”.
En este sentido, la accionante se presentó en la Justicia Federal para constatar si efectivamente en los registros del Ejército decía que tenía “SIDA”, “y así fue”, explicó, y agregó que tiene en su poder “copias certificadas que determinan que el Ejército Argentino actuó y actúa negligentemente para con los integrantes de la fuerza”, por lo que los acusó de dejarla desamparada ante la noticia, sin siquiera decirle “qué medicamento tomar”.
La mujer ingresó al Ejército el 5 de agosto de 2002 y en enero pasado solicitó su baja de la fuerza, pero el 27 de enero último, tres días después de solicitar la baja, en el Hospital Militar le hicieron una extracción de sangre para el análisis de HIV y le informaron que se tenía que presentar en el Hospital el día 2 de febrero para retirar los resultados.
Cuando se presentó, le solicitaron “una nueva extracción de sangre a efectos de confirmar los resultados de los primeros exámenes”. Relató además que el 9 de febrero, el Director del Hospital Militar, teniente coronel Roberto Corominas le dijo “tenés HIV en la sangre... los dos exámenes dieron positivo”, y agregó que el militar le aclaró que deberían mandarla a hacerse nuevos estudios a Buenos Aires.
Tras la noticia, explicó la mujer que pidió al médico Corominas una constancia de los exámenes, pero “el teniente coronel indicó que no podría darme los resultados por escrito, que su palabra era suficiente y que en su momento me darían los pasajes para ir a Buenos Aires”.
“Yo sentía morirme y la idea de quitarme la vida latía a cada segundo”, aseguró la joven, quien sin más demoras resolvió hacerse nuevos análisis de HIV en el Hospital Regional de Puerto Deseado, con la bioquímica Norma González.
En tanto, la mujer indicó que “el examen del 9 de febrero de este año dio como resultado ‘no reactivo’ y dichas constancias fueron acompañadas a la Justicia Federal de esta ciudad, como prueba”, ya que en esos exámenes consta que “no soy portadora del virus del HIV”.