Voceros oficiales confiables señalaron que el presidente se comunicó a primera hora de hoy con Gil Lavedra solicitándole una suerte de "renunciamiento histórico" ya que necesitaba el cargo del funcionario, y dejando aclarado que no significaba un cuestionamiento a su gestión al frente de la cartera.
El recambio de ministros -que tenía como fecha de anuncio mañana viernes- era mantenido en reserva por el presidente, pero los rumores oficiales apuntaban a las cabezas de Alberto Flamarique (quien será reemplazado por Patricia Bulrich, pero permanecerá en el Gabinete) y al titular de la SIDE, Alberto De Santibañes, a raíz del escándalo desatado en torno al presunto pago de sobornos en la Cámara de Senadores. Santibañes, pese a todo, fue confirmado en su cargo.
También se mencionaba hasta anoche los nombres de Rodolfo Terragno, quien desafió al presidente con el lanzamiento de un modelo económico alternativo el martes, y terminó alejándose del cargo, y Jorge De la Rúa, hermano del presidente, a raíz de la grave enfermedad que sufre su hija.
Sin embargo, el gobierno anunció hoy, tras la renuncia de Gil Lavedra que De la Rúa va a ser su reemplazante, un cargo para el cual ya había sido postulado al asumir el gobierno.
"Deseo agradecer al Sr. Presidente el privilegio de haberlo podido acompañar durante estos primeros meses de gobierno, y le auguro sinceramente que pueda proseguir con éxito la delicada misión que le encomendara el pueblo argentino", señala el texto de la renuncia de sólo dos párrafos elevada hoy por Gil Lavedra, en el mismo día que debía presentarse ante el juez federal Carlos Liporaci como "autoridad de garantía" para mostrar documentación reservada de la SIDE., sobre el destino de los fondos reservados del organismo de inteligencia.
Tras la renuncia de Gil Lavedra se abren varios interrogantes en torno a la política de la cartera, empeñada en los últimos meses en cumplir con los tratados internacionales que adquirieron rango constitucional en 1994, en particular en lo que hace a los reclamos por la doble instancia judicial para los detenidos por el copamiento del cuartel de La Tablada, cuyo tratamiento legislativo fracasó en reiteradas oportunidades por la sólida oposición del justicialismo.
Gil Lavedra, en otro orden, había lanzado desde el comienzo de su gestión una ambiciosa Reforma Judicial, empeñado en optimizar el aprovechamiento de los recursos existentes para agilizar y modernizar la prestación del servicio de Justicia, proyecto que chocaba y choca con la drástica reducción presupuestaria, en el marco de la actual crisis económica.