A sólo tres días de abandonar el Salón Oval, el presidente de Estados Unidos,
Bill Clinton, suspendió ayer por décima vez el derecho de demandar en cortes
de ése país a empresas extranjeras que hicieran negocios con Cuba, establecido
en la denominada ley Helms-Burton, que trajo al momento de su sanción una enérgica
polémica basada en la aplicación extraterritorial de las normas.
De esta manera, Clinton extendió por otros seis meses la suspensión de una provisión
de la Ley creada por los dos polémicos senadores republicanos que permitiría
a compañías y ciudadanos estadounidenses nacidos en Cuba demandar a cualquiera
que utilice propiedades que le hubiesen sido confiscadas después de 1959, año
de la revolución encabezada por Fidel Castro.
"Creo que esta acción aumentará los esfuerzos de Estados Unidos para incrementar
la cooperación internacional dirigida a promover cambios democráticos pacíficos
en Cuba", dijo Clinton en una declaración emitida por la Casa Blanca.
La ley contra Cuba fue firmada por Clinton en marzo de 1996 después de que aviones
MiG cubanos derribaron dos avionetas pileotadas por exiliados cubanos residentes
en Miami y nacionalizados en Estados Unidos.
La medida fue parte de un esfuerzo del presidente de la Comisión de Relaciones
Exteriores del Senado, Jesse Helms, para reforzar el embargo comercial de 38
años de Washington contra el pueblo cubano. Helms, del ala más dura y conservadora
del partido Republicano, es el principal opositor en Estados Unidos a la Corte
Penal Internacional, que podría juzgar a los soldados de su país que cometiesen
delitos de lesa humanidad en cualquier parte del mundo.
Sin embargo, la naturaleza extraterritorial de la ley generó críticas de los
aliados estadounidenses que hacen negocios con el gobierno comunista de Cuba,
especialmente la Unión Europea y Canadá.
Clinton ha renovado la suspensión cada seis meses, alegando el aumento de la
disposición de los aliados de Estados Unidos para presionar a Cuba a que haga
cambios políticos. "En los últimos seis meses, la comunidad internacional siguió
enviando un mensaje claro al gobierno cubano sobre la necesidad de un mayor
respeto a los derechos humanos y de reformas democráticas", dijo el presidente
saliente al justificar la nueva medida.
El presidente de Estados Unidos señaló que Castro fue criticado en noviembre
por los líderes que asistieron a la cumbre Iberoamericana en Panamá, lo que,
según él, aumentó su aislamiento internacional. Además Canadá, uno de los principales
inversionistas en Cuba, dejó en claro que el líder cubano no será invitado a
la Tercera Cumbre Hemisférica de las Américas, que tendrá lugar en Quebec en
abril, según informó el propio Clinton, que agregó: "El gobierno cubano está
escuchando un mensaje consistente y firme de que es hora de cambios pacíficos
y democráticos en Cuba".