C) TRES

Son los juicios importantes que se preparan para este agitado año judicial que comenzará el próximo 1 de febrero. El primero, obviamente, es el de la AMIA aunque las exigencias –algunas desmedidas- iniciales del Tribunal de Juicio sobre personal y medios logísticos, como por ejemplo, no aceptar el personal contratado que tenía el juez Juan José Galeano para tomar personal nuevo a discreción de los jueces o pedir modernos automóviles, retrasaron su lanzamiento. Sobre el caso AMIA estará la presión de la gran cantidad de medios de prensa internacionales –serán más de 100- y la opinión pública extranjera, fundamentalmente para nuestro país de la influyente colectividad judía de Estados Unidos. De los otros dos, el que marcha ya a pasos más rápidos –pese a las demoras que introdujeron los hermanos Dadone y accedió el juez Adolfo Bagnasco- es el del escándalo IBM-Banco Nación. Sobre esta causa se cree que en abril estará en condiciones de ser elevado a juicio oral que podría iniciarse en la próxima primavera aunque la nueva alianza del Gobierno con Domingo Cavallo, seguramente lo hará demorar hasta después de las claves elecciones para senadores. Pero sobre el tercero –caso armas- en el fuero federal nadie se atreve a decir esta boca es mía y apurar un juicio que está enloqueciendo –eufemísticamente- al ex jefe del Ejército, Martín Balza. En la Sala II de la Cámara Federal porteña, quien en principio reprendió por morosidad al juez Jorge Urso, al punto de crearse un conflicto sobre la autonomía del juez, existe un silencio de radio más que llamativo. Los críticos de estos camaristas que los identifican con la Alianza así como a la otra sala con el peronismo, no dudan en adjudicar tanto misterio a los manejos de los operadores judiciales del Gobierno ya que el propio Raúl Alfonsín se ha comprometido en “darle una mano” a Balza.

hugo morales / dju