Aunque Luis Moreno Ocampo, único orador del acto, fue más allá. Según él, será un caso paradigmático. “La investigación de las coimas en el Senado tiene que ser para la Argentina lo que María Soledad fue para Catamarca. Es el momento de decir basta”. Paradójicamente, sobre su cabeza, a lo alto del edificio tribunalicio, dos chapas tapaban las tablas de la ley, “en refacción” desde hace varias decenas de meses.
“No sólo el juez y los fiscales tienen que actuar con eficiencia y con seriedad, también lo tiene que hacer el Consejo de la Magistratura”, dijo el ex fiscal adjunto que acusó a las juntas militares en 1985, y así se tiró contra el organismo que investiga por enriquecimiento ilícito al magistrado federal a cargo de la causa, Carlos Liporaci, que antes de la feria judicial dictó la falta de mérito para todos los senadores involucrados, pero que al comienzo del escándalo había asegurado que contaba con las pruebas necesarias.
Aunque estaba prevista la presencia de Ernesto Sabato, no pudo ser de la partida por las condiciones climáticas. Sin embargo, envió una carta que fue leída por una de las chicas que integran el coro Kennedy, que poco después cantó con el público el himno nacional. “Tenemos que luchar contra un Senado que ensombrece a nuestro país y que es el origen de la falta de fe”, escribió el autor de “El túnel” y presidente de la Conadep, que investigó la represión ilegal durante la última dictadura militar.
El escritor además pidió a los ciudadanos que participaban del acto que “no se olviden de aquellos actos que nos deshonran como Nación” y rechazó “el silencio y la complicidad de funcionarios y jueces para que se cierre la causa”, y aunque reconoció que hay una crisis, advirtió que “puede ser el comienzo de un cambio histórico”.
Moreno Ocampo insistió en sus críticas al Consejo de la Magistratura y exigió en ese ámbito “un sistema preventivo de monitoreo de los jueces para que desplacemos a los jueces corruptos que atacan a la Justicia”.
Respecto de las elecciones legislativas que se realizarán este año, el ex fiscal federal instó a la ciudadanía a “elegir a los senadores de un modo diferente. Podemos tener un Senado nuevo, y este es el momento de actuar”. En la misma tónica, el único miembro de la Cámara Alta presente en el acto, el frepasista Pedro Del Piero, que impulsó junto a Carlos Chacho Álvarez la investigación de las presuntas coimas señaló que “no es el momento de hablar de candidaturas, sino de un nuevo Senado”.
El líder de Poder Ciudadano anunció que desde la organización no gubernamental comenzarían a trabajar en un banco de datos para que los votantes conozcan a los candidatos y se defendió de potenciales críticas: “Hay que comprender que el enojo de la gente no es un ataque a los partidos políticos; los que atacan son los que creen que pueden manipular a la Justicia para asegurarse impunidad”.
A renglón seguido continuó con su discurso, festejado por sus seguidores en la plaza Lavalle, uno de esos acontecimientos que parecen haber salido de la agenda de los políticos, que últimamente prefieren las pantallas televisivas. “No es posible vivir en un país donde se compran las leyes y los jueces garantizan la impunidad, y para eso no sólo tienen que cambiar los jueces, sino también nosotros”, e invitó a “poner la bronca en acción colectiva”.
“Tenemos que ganarnos los laureles que cantamos en el himno”, finalizó. Mientras tanto, cuando la gente comenzaba a desmovilizarse, desde más allá de las tapadas tablas de la ley volvía a caer una cortina de agua que hizo volar a los sugestionados porteños, que ya habían disfrutado de sus cuarenta minutos de esperanza.