No hay ninguna duda de que esto es así, y lo confirmó el Fiscal General Dr. Federico Nieva Woodgate –un hombre de derecho de reconocida trayectoria- cuando dijo, palabras más, palabras menos, que en modo alguno este cambio obedecía a poner en tela de juicio el valor de las pruebas incorporadas por el Dr. Flores, que su sustitución solamente obedecía a que por la trascendencia mediática del caso, ante el planteo del Dr. Moreno Ocampo, podría dudar la sociedad de la imparcialidad del fiscal.
Queda claro, me parece, que el recurso de Moreno Ocampo fue meramente mediático, una –si se quiere- picardía de la defensa. Confirmado a mi parecer por dos circunstancias: primero, la defensa estaba presente cuando, mientras filmaba el acto, la testigo declaraba, pudiendo haber pedido como se hace habitualmente que determinada expresión quede registrada dado que le interesa a la defensa, y no lo hizo; y segundo, por el hecho totalmente inusual de que llevó después el planteo al Procurador de la Suprema Corte, a La Plata, a dárselo en mano al Dr. De la Cruz. A ningún abogado en el ejercicio de la profesión se nos ocurre hacer eso ante una eventual duda sobre la imparcialidad de un fiscal o de un juez.
En resumidas cuentas, es del todo legítimo que la defensa organice sus estrategias, lo que no me parece bien es que para llevar adelante una determinada estrategia defensista no se tengan límites y, aprovechando la proyección mediática de un determinado caso y el desconocimiento técnico que en general tiene la gente –e inclusive nuestros periodistas- no se dude en afectar el nombre de un funcionario aún a sabiendas de que no obró mal.
Repito, no conozco al Dr. Flores ni los pormenores procesales de la investigación preparatoria en cuestión. Del Dr. Nieva Woodgate recuerdo de su paso por Lomas de Zamora su destacada corrección en la función judicial y su alta preparación jurídica, y del Dr. Luis M. Ocampo tengo el mayor de los respetos y reconocimiento a su carrera y roles que le cupieron cumplir en los inicios del proceso de recuperación de nuestra democracia.