Diariojudicial.com: Antes de la entrevista pensaba, en su “archienemigo” Domingo Cavallo, que ante las preguntas de los periodistas remitía a su libro “el peso de la verdad”. Cuando uno le pregunta a usted sobre “Aduana Paralela” ¿uno corre también ese riesgo?.
Guillermo Tiscornia: En ese libro Cavallo desaparece a Alfredo Yabrán. No les dedica ni una sola página a él ni a Emir Yoma. Porque hubo algunos empresarios que sacaron ventaja de la mano de Cavallo.
Dju: Con el asesinato del comisario retirado Jorge Luis Piazza el tema de la Aduana Paralela fue reflotado con características descarnadas, que ya no son sólo policiales, porque a su vez ese policía investigaba el asesinato del subcomisario Jorge Gutierrez, muerto en circunstancias confusas cuando también realizaba una pesquisa sobre ese tema ¿Cuál es su opinión al repecto? ¿Esto indica que el tema de la Aduana Paralela está latente como un volcán vivo, dentro de un esquema de corrupción?
GT: Yo creo que si, que el fallecimiento del comisario Piazza me permite evocar y recordar el fallecimiento de José Luis Bussoni, despachante de Aduana, fallecido en circunstancias muy dudosas el 10 de enero de 1997, cuando el auto particular que conducía desde Moreno a Buenos Aires, fue aplastado por un camión cisterna en la colectora. Esto ocurrió en el mismo momento en que José Luis Bruzoni era convocado a prestar declaración en la Comisión Investigadora que presidía el diputado (Mario) Das Neves. Esta muerte, por la de Piazza, es más categórica porque obviamente hay un tiro en la nuca.
Dju: ¿Entonces podría entenderse que son signos o mensajes de tipo mafioso?
GT: Yo creo que todo lo que tiene que ver con investigaciones vinculadas a la Aduana es sinónimo de mafia y sinónimo de corrupción, y esto quedó patentizado durante la gestión de Juan Carlos Delconte en la Aduana, con el recordado caso Koner-Salgado y los galpones de Tierra del Fuego, donde había toda una usina generadora de corrupción en la cual se movían incalculables sumas de dinero.
Dju: ¿Y cuál cree usted que fue el destino de ese dinero?
GT: Algunos asocian el concepto de Aduana a caja negra de la política: lo que sucedió con Delconte, a riesgo de una gestión vaciadora y fraudulenta. El de él es el único caso de condena que se conoce en la Argentina por corrupción en la Aduana, cuando fue condenado el 7 de julio de 1998 a diez años de prisión. También todo aquello que involucró la gestión de (Gustavo) Parino, donde fue visualizada la gestación de una "Aduana boba", de un gran colador que marca un punto de inflexión.
El Poder Judicial a través del Juzgado de Instrucción en lo Penal Económico, la Cámara en lo Penal Económico, la actuación del fiscal (de Casación) Raúl Plée, la acusación de la fiscal Martha Benavente hacia el licenciado Parino, la actuación del Dr. Enrique Paixao, a cargo de la Auditoría General de la Nación, la Procuración del Tesoro y la Comisión Investigadora a cargo de Das Neves, todos esos distintos estamentos marcaron la existencia de un desmanejo formidable de la Aduana y, por lo menos la formación de un gran colador a partir de un sistema informático (el Sistema María), probadamente inadecuado para controlar el comercio exterior, que era presentado ante la opinión pública como una suerte de panacea, como una aduana cibernética, digitalizada, y fue probado que era tan vulnerable que la República Argentina vió legitimada la sistémica subfacturación de las importaciones para consumo, entre otras.
En esto se inscribe el contexto de la Mafia del Oro: la exportación de oro manufacturado con reintegro a las exportaciones, que es un calco de lo que ocurrió en la década del ´80 con Koner Salgado y el vaciamiento de las Aduanas patagónicas durante la gestión Delconte.
Dju: Todo este relato es la descripción de una época, pero parece que aquí, con estos crímenes, resurge la sombra de aquellos tiempos ¿Usted cree que hay algo que todavía sobreviva, algo que no se quiere que salga a la luz?
GT: Podríamos hipotetizar, por lo menos dentro de un marco conjetural, que este último episodio, del homicidio del comisario Piazza, podría asociarlo más a la idea de que quizás se quiere silenciar u ocultar algún dato que pueda reactivar o recrear lo que pasó en aquella oportunidad.Dju: En esta lista negra de muertes no aclaradas en torno a irrregularidades en la Aduana ¿Se encuentra también la muerte del brigadier Raúl Echegoyen, que estuvo al frente de la Aduana?
GT: También es un episodio no esclarecido. Ante los ojos de la opinión pública aparece con circunstancias muy controvertidas. Un hombre que decide quitarse la vida en un momento que estaba por protagonizar un episodio tan importante como era el casamiento de uno de sus hijos, hace poco entendible esa decisión. Ese dato sumado a las circunstancia en que esto ocurrió en momento de la gestión del brigadier Echegoyen en la Aduana, le ponen una pizca mas de incertidumbre a este episodio, y marca también que estas muertes tienen una connotación por lo menos sospechosa.
Dju: Usted pinta un panorama demasiado pesimista, como si el tema "Aduana" no tuviera solución.
GT: No, yo al mismo tiempo quiero destacar que si hacemos un balance de los últimos 25 años en la Aduana hay que rescatar la gestión del vicealmirante Juan Carlos Martínez, en dos oportunidades, una durante el último gobierno militar y la segunda impulsada por el Dr. Carlos Tacchi en 1991.
El Dr. Cavallo, a poco que iba ganando poder en el ministerio de Economía se encargó de desplazar al vicealmirante Martinez de la Aduana con el propósito de colocar a un hombre de su confianza como era Gustavo Parino. Martinez es uno de los pocos ex administradores de la Aduana que impuso disciplina y orden en el organismo, en cuya gestión disminuyó lo indices de subfaturación a las exportaciones y se apreció un incremento en los índices de recaudación.
A partir de ahí hubo una continuidad de gestión en la Aduana caracterizada por una política de flexibilización de los controles, en un contexto de irreversible desregulación de la actividad económica y desregulación del comercio exterior, y de todas las actividades portuarias. Mi crítica puede apuntar a los niveles máximos de conducción, Juan Carlos Delconte en una gestión y Gustavo Parino en otra, pero quiero dejar a salvo que en la Aduana trabajan cinco mil personas, de las cuales muchas se esfuerzan por hacer las cosas bien, pero hay veces que la perversidad del sistema no se lo permite.
Dju: Hablamos de hechos que tuvieron un final trágico y sospechados de estar vinculados con las investigaciones por la Aduana paralela, pero a su vez ¿Usted se considera una víctima más, con situaciones más sutiles, por haber denunciado esas irregularidades?
GT: Lo que yo noto es que mi estabilidad como magistrado fue sometida a negociaciones políticas en la estricta medida en que iba avanzando la investigación y que se iba comprometiendo por un lado la situación del contador Juan Carlos Delconte en su expediente judicial, episodio que terminó el 7 de julio de 1998 con el dictado de una sentencia que terminó con una condena a diez años de prisión. Esa sentencia fue confirmada por la Cámara en marzo del 2000 y tengo entendido que el expediente está ahora en la Corte Suprema a partir de un recurso extraordinario.
Al mismo tiempo yo notaba que la dirigencia política se encargaba de concertar negociaciones políticas donde lo que se negociaba era mi estabilidad como juez. Desde el momento en que el Dr. Cavallo empezó a liberar sus primeras advertencias, cuando nosotros convocamos a prestar declaración indagatoria en el año 96 al licenciado Parino y al licenciado De Fortuna, quien tuvo una corta gestión en la Aduana en el año 95.
Dju: ¿Qué hechos concretos recuerda le causaron esa sensación?
GT: Recuerdo dos advertencias puntuales reproducidas por los medios el 30 de noviembre de 1996 donde el Dr. Cavallo señalaba: “Yo no amenazo, lo único que digo es que si Parino va preso el que va a tener juicio político es el juez Tiscornia”.
Luego los escenarios políticos fueron cambiando o encontraron al Dr. Cavallo en una situación de privilegio, en el año 2000 sobre todo, donde el ex ministro competía con Anibal Ibarra por la Jefatura de gobierno de la ciudad de Buenos Aires. En aquel momento Cavallo tuvo una posición de privilegio dentro del partido Justicialista y logró un inmejorable posicionamiento para poder negociar mi estabilidad como juez.
También se le atribuye un diálogo telefónico con el titular de la SIDE, en aquel momento Hugo Anzorreguy, el 22 de julio de 1996, en el que dice que le advirtiera al Dr. Carlos Menem, por entonces presidente de la República, que si Gustavo Parino no era liberado en 24 horas él saldría a hablar y a derribar al gobierno. Usted puede ver lo virulento del episodio y cómo la estabilidad de los jueces es sometida a negociaciones políticas en la medida en que se ven afectados los intereses de ciertos sectores de la dirigencia. Se ve que a ningún ministro de Economía le hace gracia ver a un administrador de Aduana procesado o condenado por contrabando. Esto generó en la dirigencia política de aquel momento una respuesta categórica: someter a juicio político al juez que llevaba a cabo estas investigaciones, es decir transformar al investigador en investigado, una estrategia para excluirlo del ejercicio de la jurisdicción de modo tal que estos episodios no vuelvan a reiterarse.
Dju: ¿Pero el Senado no lo encontró responable de nada?
GT: El Senado de la Nación me absolvió el 18 de septiembre de 2001, porque nuestra defensa fue clara y categórica, y además porque la acusación era un verdadero mamarracho, producto de una negociación política, no tenía base argumental genuina, un verdadero dislate y terminó como tenía que terminar. La sociedad tiene que saber que cuando se afectan estos intereses, cuando se encara este tipo de investigaciones, la estabilidad del juez corre peligro.
Dju: ¿En algún momento fue victima de amenazas o su integridad corrió peligro?
GT: No de gran calibre, sino perturbaciones, llamadas telefónicas, un episodio de coacción directa en la vía pública que denuncié ante la policía en 1996, que se repitió en el mes de febrero de 1997 cuando convocamos a prestar declaración indagatoria a un principal asesor del licenciado Parino, pero nunca se llegó a algo traumático o violento o una agresión física concreta.
Dju: ¿Usted cree que de haber sido un proceso diferente, que la Aduana no hubiera sido sometida a esas gestiones que usted denuncia el pais se encontraría en una situación económica diferente?
GT: Uno de los resortes fundamentales de la economía de un país es la recaudación, y en este aspecto creo que gran parte de la debacle económica es producto de las asimetrías provocadas en el mercado interno a consecuencia de la subfacturación. El Dr. Cavallo desarrolló una política deliberada en orden a producir un irrestricto descenso en el nivel general de los precios relativos de la mercadería para consumo. Para esto provocó una apertura indiscriminada sobre todo de las importaciones, que generó dumping y competencia desleal merced a la sobreoferta de mercadería en el mercado interno; produjo un achatamiento en el nivel general de los precios relativos.
Lo que se advierte en términos de política económica, es la falta de implementación de derechos antidumping de modo de poder contrarrestar los efectos de la subfacturación y haber evitado esas asimetrías. El Dr. Cavallo utilizó la sobre exportación como un artilugio formidable con el propósito de generar una inexistente lectura de superavit en la balanza comercial, induciendo a la gente a creer de que había un crecimiento exportador sostenido, cuando en rigor de verdad si bien ese crecimiento exportador tenía veracidad en la pura estadística, en sustancia el 80 por ciento de las exportaciones estaban sobreestimadas, con lo cual lo único que se generó ahí fue una percepción indebida de reintegros.
Por otra parte el tema de la mafia del Oro se inscribe en el contexto de la Aduana paralela porque fue el Dr. Cavallo el que diseñó un asombros tejido regulatorio y normativo a partir del cual comenzó a estimular la explotación de la manufactura de oro manufacturado con un reintegro que llegó a una alícuota del 15 por ciento sobre el valor FOB de la mercadería, que hizo posible este formidable negocio.
Dju: ¿Usted cree que debería haber una segunda etapa de investigación de estos hechos?
GT: Yo no sería muy optimista. Si usted analiza los términos de la Cámara en lo Penal Económico respecto de Parino, cuando confirmó el procesamiento, se alude a una inconcebible cantidad de importaciones clandestinas verificadas, a un estado de descalabro existente en la Aduana y a la fuga de 36.578 destinaciones de tránsito del sistema informático.Por eso sorprende que el tribunal oral lo haya absuelto deslindando de responsabilidades al ex administrador, cuando hay conclusiones contrarias hasta las que arribó la Comisión parlamentaria que presidió el diputado Das Neves.
Dju: Lo cambio de tema. La detención de dos inspectoras de la AFIP generó una especie de efecto dominó, que tenía que ver con la investigación y la postura que se le atribuye a la fiscalía de sospechar que la investigación podría conducir a la posible implicancia de la justicia en lo penal económico en los hechos delictivos que se les atribuyen a ambas ¿cómo reaccionaron los jueces en torno a ese tema?.
GT: Algunos colegas, entre los cuales me incluyo, hemos cursado una comunicación fehaciente al fiscal federal Dr. Guillermo Marijuán a quien se le atribuyen esas declaraciones, pidiéndole explicaciones al respecto porque entendíamos que podrían tener algún tono injuriante. Hemos recibido una respuesta categórica de su parte, donde desmiente la especie y señala que el periodista que las reprodujo interpretó mal sus dichos, que habría sacado de contexto sus declaraciones.
Marijuán descarta por completo que él haya referido el montaje de una red de corrupción que involucraría a juzgados de este fuero. Al respecto tengo la respuesta que envió recientemente y yo me he dado personalmente por satisfecho con las explicaciones. Le mandé una atenta nota agradeciéndole esas precisiones, augurando que haya una aclaración del Dr. Marijuan en el mismo medio.