Un año después, la Corte Suprema en Washington instó al tribunal en Oregon a tomar en consideración una cifra menor, argumentando que las multas deben guardar una relación apropiada con la indemnización.
De acuerdo con la sentencia del tribunal de apelaciones, el consorcio tabacalero distribuyó conscientemente un producto dañino y merece por eso la pena más alta.
El damnificado murió en 1997 a los 67 años de cáncer de pulmón, después de haber fumado durante 40 años cigarrillos de Philip Morris. En el juicio, se acusaba al fabricante de haber engañado a los consumidores respecto de los efectos del tabaco. En su lecho de muerte, el hombre pidió a su familia que llevara a juicio al grupo tabacalero.
Los abogados de Philip Morris argumentaron que el fumador conoce el riesgo que implica el consumo de tabaco.