Luego de trabajar durante casi dos años en conjunto, el Juzgado de Instrucción Nº 25 de la Capital Federal, a cargo de la juez subrogante Susana Beatriz Parada, obtuvo a principios de este mes la ansiada certificación de normas de calidad ISO 9001-2000 que entrega el IRAM (Instituto Argentino de Normalización y Certificación), convirtiéndose en el
primer juzgado penal del país que logra dicho reconocimiento.
“En este proceso participaron todos los integrantes del tribunal, brindando su tiempo y compromiso. Se inició en septiembre de 2004 con varias reuniones, donde intentábamos ver en qué lugar estábamos situados”, le contó a
Diariojudicial.com el actual secretario del juzgado, Damián Ignacio Kirszenbaum.
Para ello se realizaron distintas mediciones (el tiempo que se demoraba en cada etapa del proceso interno de un expediente, por ejemplo) y varias encuestas, de las que participaron los propios abogados. Para ello fue esencial la ayuda prestada por el
GESOC , una ONG presidida por el consejero Humberto Quiroga Lavié y coordinado por Eduardo Parody.
El proceso fue iniciado por la juez Mirta L. López González y continuado hasta su finalización por la juez subrogante Susana Beatriz Parada. Pero también formaron parte Damián I. Kirszenbaum (actual secretario), Julio P. Quiñones (quien actualmente se desempeña como juez subrogante del Juzgado de Instrucción N° 5), y los integrantes del plantel (María Natalia Pirini, Mariela Estévez, Horacio Diego Donarini, Sebastián Marasco, Natalia Le Pera, Juan Manuel Fernández Bussi, Mónica Usón, Guillermo Robet, Facundo Montaña y Denise Feldman).
“Se mejoraron los tiempos, se habilitaron libros de quejas y sugerencias, se democratizó la participación de los empleados y se elaboraron instructivos para establecer las pautas del juzgado”, contó Kirszenbaum.
Y agregó: “es un gran avance dado que tiende a la mejora de nuestras instituciones de cara a la sociedad. Se asume así un compromiso de funcionar bajo tal sistema de gestión, que deber ser permanentemente evaluado y revalidado, lo que importa sin dudas un gran avance en la mejora de la calidad de la justicia”.
También se realizaron distintos tipos de actividades gratuitas, como cursos, congresos y seminarios, para capacitar a todo el personal. Pero se utilizaron siempre los mismos medios con que contaba el juzgado. Salvo el pago de las auditorías (fueron dos en total), el proceso no contó con aportes económicos externos.
Mas allá que el juzgado 25 fue pionero en su fuero, Kirszenbaum le contó a este medio que hay varios juzgados penales de primera instancia trabajando en procesos similares. En tanto,
la justicia civil, ya hay dos juzgados (el 94 y 74) obtuvieron sus respectivas certificaciones. El primero, a cargo de Cecilia Federico, recibió la distinción en 2005 y a principios de este año se le sumó el 74, uno de los doce que participaron del Proyecto de Desarrollo de Juzgado Modelo (PROJUM).
dju / dju
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