Se trata de la causa en la que se investiga al ex capitán de fragata, Raúl Enrique Scheller, quien está procesado como integrante del aparato represivo de la ESMA.
La causa fue paralizada por una serie de recusaciones y excusaciones de los magistrados y conjueces de la Cámara, lo que impidió que se resuelva el fondo de la cuestión.
La disputa que llegó ante el Máximo tribunal fue suscitada entre la Cámara de Casación Penal y el Tribunal Oral Federal Nº2. La Corte resolvió manifestando que “tiene la atribución de decidir sobre el juez competente cuando su intervención sea indispensable para evitar una efectiva privación de justicia”.
Además agregó que en el caso en particular “se presenta un caso de gravedad inusitada en la medida en que han transcurrido más de cuatro años y todavía no se ha resuelto en torno a la validez del auto que dispuso la reapertura del trámite de la causa principal”.
Por ello explicó que la garantía de recurrir a la justicia, prima por sobre el deber de los magistrados de apartarse para proteger la imparcialidad.
Así entonces, resolvieron por la sala II de la Cámara de casación Penal, pues respecto a sus integrantes quedó resuelto de forma negativa el planteo de su apartamiento. En cambio, “de seguirse con el trámite de las excusaciones y recusaciones de los miembros de la Sala IV, y eventualmente de los demás jueces que componen la Cámara de Casación, se sucederían nuevas dilaciones”.
En consecuencia, dejó sin efecto la excusación de los Magistrados de la sala II de la Cámara de Casación Penal y ordenó la radicación definitiva de la presente causa en aquella Sala.
Por otro lado, ordenó también que se tomen medidas en carácter urgente, tendientes a decidir las cuestiones pendientes.
Cabe recordarse que precisamente Bisordi, quien presidía la Cámara mencionada, fue acusado por el Consejo de la Magistratura por obstaculizar los trámites vinculados con causas de derechos humanos.